Con 21 años ha logrado el mejor puesto español en los mundiales en una prueba en la que era novato, 800 metros
03 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Fue a principios de julio, en el Europeo sub-23 de Gävle (Suecia). Adrián Ben llegaba como aspirante a las medallas, pero fue apeado en las series. Un golpe directo a la autoestima de un chaval al que invadieron las dudas existenciales. ¿Merece la pena tanto esfuerzo?, se preguntó una infinidad de veces el viveirense. Y la respuesta se la dio pronto un compañero de grupo también a las órdenes de Arturo Martín. El récord de España de Fernando Carro en los 3.000 obstáculos fue el mejor estímulo para que Ben recuperase la fe. «Lo que diga el míster va a misa», replica ahora, ya convertido, con solo 21 años, en el mejor ochocentista español de la historia de los mundiales, cuando le preguntan si volverá a su distancia preferida, los 1.500, o se quedará en la que le ha catapultado al estrellato con su mínima olímpica, récord gallego y sexto puesto en Doha. Ben, el más joven de la selección española en Catar, llegó a su primer Mundial casi como un novato en los 800 metros y en tres carreras, «tres finales» para él, hizo historia para el atletismo español. Nadie había llegado tan lejos. Solo Tomás de Teresa estuvo en una final mundialista al aire libre, y fue octavo en Tokio 1991. Tampoco nadie en unas Olimpiadas iguala el rendimiento del viveirense en esta distancia. Su buena adaptación a la distancia corrobora el crecimiento del mariñano. Desde que hace 14 años se colgó su primera medalla en campo a través, Adrián Ben no ha dejado de demostrar su carácter competitivo en todas las circunstancias. Desde entonces ha ganado un bronce europeo sub-20 en unos 1.500 que también le hicieron campeón de España cuatro veces; un honor que también se ha ganado en dos ocasiones en cros y 3.000 y otra en 2.000 obstáculos y 5.000.
¿Y a partir de ahora qué? «A trabajar más», dice
«A trabajar más», fue la enérgica respuesta del viveirense cuando a pie de pista, aún en el Khalifa Stadium de Doha, le preguntaron qué se puede esperar de él tras este prematuro éxito. A decir verdad, Tokio 2020, el que Adrián Ben Montenegro ha reconocido siempre como su gran sueño, parece ahora más cercano que nunca. Su 1:44.97 en las semifinales del Mundial de Doha le dio la mínima olímpica en los 800 metros.
Ahora es una incógnita si a Japón querrá llegar en esa misma prueba o en su favorita, los 1.500. Su entrenador, Arturo Martín, dictará sentencia, dice. Su capacidad para correr tres veces en cuatro días los 800 en una media de 1:45 reafirma también sus posibilidades en el milqui; pero el viveirense ya ha avisado al mundo de lo que es capaz en dos vueltas a la pista de tartán que siempre añoró en el Viveiro que tanto ha reivindicado estos días.