«Pedaleamos por aldeas en Nepal donde no había estado ningún occidental»
A MARIÑA
La mariñana Leticia García recorrió zonas remotas del país con dos amigas más, una coruñesa y otra canaria
10 ene 2020 . Actualizado a las 07:51 h.Hay viajes que dejan huella en el alma. El último de Nepal ha sido como un tatuaje emocional en el cuerpo y la mente de Leticia García (Portonovo-Pontevedra, 1981) que vive y trabaja desde hace ahora dos años en San Cibrao, en Cervo. Para esta bióloga los viajes en solitario son su afición desde muy joven, aunque en el de noviembre por los remotos Himalayas tuvo, durante una quincena, una bici de los 90 y también a la coruñesa Iria y la canaria Yenesia de compañeras.
«Bici -comienza- siempre he tenido pero viajes en bicicleta los hago desde hace tres años. La empecé a utilizar de forma diaria cuando viví en Mallorca». Hoy precisamente compartirá espacio en Radio Foz con dos ciclistas, el focense David Val y el madrileño Sergio Castelo.
-¿Qué viajes hizo antes en bici?
-He recorrido todo el Cantábrico y el Atlántico incluido Portugal y me gustaría continuar dando toda la vuelta a la península.
-La bicicleta que llevó a Nepal, ¿es la suya habitual o fue otra?
-Fue con una bicicleta que me donaron y yo dejé allí en donación. Tengo tres bicicletas.
-¿Cómo fue ese gran viaje?
-Fueron tres semanas, con dos chicas. Una es de A Coruña, Iria, a quien conocí en un ferry en Fuerteventura. La otra es conocida suya, Yesenia, canaria, lleva 3 años pedaleando por el mundo(...) El de Nepal era inicialmente un viaje que iba a hacer con mochila pero a raíz de casualidades, Iria y Yesenia iban a estar en esas fechas también en Nepal. Las tres decidimos hacer como una caravana de mujeres, como la llamamos, en bicicleta por el país. Nos juntamos en Katmandú. Nos encontramos un país un poco duro para pedalear por el estado de las carreteras, pues básicamente no existen. De repente tenías asfalto o que cruzar un río, tierra o un pedregal. La primera semana se nos hizo un poco duro por el terreno. Luego ya fuimos por una parte más llana. Hicimos etapas desde 70 kilómetros a 20 porque igual nos podíamos pasar seis horas con la bici en la mano porque la ruta era impracticable. Pero tiene muchas ventajas: fuimos por aldeas que ningún occidental antes había puesto un pie allí y siempre fuimos muy bien recibidas. La cara de la gente era ‘¿qué hacéis aquí, tres chicas solas, sin chicos?’ Les explicamos que éramos mujeres y podíamos viajar solas. Los nepalíes querían saber sobre el viaje, son muy curiosos y muy hospitalarios. Fue un viaje autosuficiente y dormimos en desembocaduras de ríos, patios de colegios, huertas de casas... Los nepalíes no nos permitían dormir fuera.
-¡Una experiencia especial!
-Recorrí un país muy pobre pero en el que te lo dan todo y son felices con lo que tienen. No he visto el Nepal impresionante que el 90% de la población va a ver cuando viaja, el de la alta montaña, pero he visto un Nepal que no mucha gente conoce, por las complicadas comunicaciones. En un aldea de seis casas teníamos en cinco minutos alrededor nuestro a todo el pueblo. Fue un viaje realmente duro pero fuimos con ganas de aprender(...) Aprendes a valorar cosas que aquí nos pasan desapercibidas.
La bicicleta que usó, de los 90, la donó a una biblioteca nepalí
«A través de mis redes sociales y contactos hice una minicampaña para conseguir una bici que alguien no utilizase, quería dar una segunda vida a una bici que estuviera guardada o tirada en un trastero. El padre de un amigo mío de Bilbao tenía una de montaña, muy buena de los años 90 que la iba a poner a vender en Walapop pero le gustó mi proyecto y me la dio. Lo único que me pidió fue que le mandara una foto de donde se quedaba. La bicicleta me respondió; tampoco se necesitaba viajar con lo último», señala. La donó a una de las pocas bibliotecas de la zona, que abrió allí un joven tetrapléjico.
«Formamos un gran equipo las tres», concluye Leticia, apuntando a otro «mensaje» que regalaron en especial a las nepalíes, demostrándoles con su ejemplo que las mujeres «sí pueden» aunque sea un país muy tradicional.