Llegando al tramo final de este fatídico año 2020 es hora de hacer balance. Y, aunque en muchos casos hay que tener en cuenta el aspecto cualitativo, lo más práctico es centrarse en el cuantitativo y analizar las cifras que nos ha dejado este año para sacar conclusiones. Las primeras cifras que debemos analizar son las referentes a las repercusiones sanitarias de la pandemia, que son las más importantes. A nivel mundial hablamos de más de 75 millones de personas contagiadas por COVID, de las cuales más de 1,5 millones han fallecido a causa del virus. Si hablamos de España, tenemos más de 1,7 millones de personas contagiadas y más de 48.000 fallecidos. Pero lo más terrible es que, además de la irreparable pérdida de tantas vidas, el panorama económico ofrece un horizonte muy desalentador. Según las previsiones de la OCDE, la economía mundial reducirá su PIB anual en un 4,2% en este ejercicio. No obstante, hay enormes diferencias entre los distintos países del tablero económico mundial. Así, mientras E.E.U.U. afronta una reducción de su PIB del 4,3%, la Unión Europea incrementará la caída prevista hasta el 8,3% habiendo, a su vez, diferencia entre los distintos países de la eurozona. En concreto, la previsión de bajada del PIB para España se establece en un 12%. Como podemos observar, nuestro país es de los más castigados por esta pandemia y la gestión de la misma. La deuda pública se incrementará en más de 100.000 millones de euros, llegando a un máximo histórico cercano a 1,3 billones de euros. Esto significa que nuestro país tiene un porcentaje de endeudamiento del 115% sobre el PIB, es decir, que debemos todo lo que producimos en un año más un 15%. Así que, aunque estuviéramos durante todo un año sin pagar pensiones, ni sanidad, ni educación, ni carreteras, ni hospitales, ni nada de nuestro gasto público, aún no saldaríamos toda la deuda que tenemos como país. El déficit público también se incrementa de manera preocupante, ascendiendo hasta el 11%. Esto significa que el gasto público es un 11% mayor que los ingresos en cada intervalo anual, lo que hace que, en lugar de reducir deuda, la sigamos incrementado cada año. Esto nos llevará, sin duda, a la necesidad de acometer fuertes recortes del gasto público, requeridos desde Europa, para revertir esta tendencia del todo insostenible.
Pero independientemente de las cifras macroeconómicas, el final del año también es momento para el balance individual. Aquí cada uno tenemos que conocer nuestras propias métricas. Cifra de facturación, salario ingresado, dinero gastado, dinero ahorrado, número de artículos escritos, número de vídeos publicados, número de cursos realizados, número de libros leídos, número de series vistas, número de días de ejercicio, número de atenciones hacia tu pareja, número de paseos con tus hijos, o con tus padres, número de llamadas a los amigos… Y a partir de aquí, sacar conclusiones y establecer objetivos para que mejore nuestra situación. Es cierto que estamos en un entorno que se ha venido a denominar VUCA, por sus siglas en inglés, volátil, incierto, complejo y ambiguo. Mucho más con la irrupción de una pandemia a nivel mundial. Pero también es cierto que la primera batalla que debemos librar no es contra el entorno sino contra nosotros mismos. Es una cuestión de mentalidad. Si no conseguimos ganarle la batalla a nuestra mente, difícilmente podremos enfrentarnos al mundo que nos rodea. En la medida en que consigamos establecer los hábitos adecuados que nos permitan alcanzar nuestros objetivos, nos daremos cuenta de que los nubarrones que se ciernen a nuestro alrededor no son tan oscuros, ni la lluvia es tan extrema y seremos capaces de sortear la tormenta e incluso de disfrutar saltando sobre los charcos. Todo es una cuestión de mentalidad, formación, disciplina y constancia. Desde la mejora individual llegaremos a la mejora colectiva.
Felices Fiestas, sentido común en las celebraciones y que el año nuevo traiga nueva luz para todos.
David Gómez Rosa (Viveiro Asesores)