Maravillas de A Mariña sin salir del concello

y. garcia VIVEIRO/LA VOZ

A MARIÑA

Cada municipio mariñano atesora sus propias «joyas» a nivel natural, eclesiástico, patrimonial e histórico que permiten descubrir el valor de lo autóctono

14 feb 2021 . Actualizado a las 00:07 h.

A Mariña es tierra de mil maravillas, unas más conocidas que otras, unas ampliamente divulgadas en folletos turísticos y otras relegadas al conocimiento local. Entre ambas opciones se puede disfrutar de lugares con encanto sin salir del propio municipio. Quizás las restricciones perimetrales son una excelente ocasión para profundizar en los diversos tesoros de cada concello mariñano. Aquí algunos; pero, evidentemente, son muchísimos más.

Entrada del Souto da Retorta o eucaliptal de Chavín, en Viveiro
Entrada del Souto da Retorta o eucaliptal de Chavín, en Viveiro PEPA LOSADA

Viveiro cuenta con el Souto da Retorta donde río Landro, vegetación exuberante e instalaciones de energía hidroeléctrica forman un conjunto. Los carteles de la zona que ilustran la caminata hablan del hogar de enormes eucaliptos, de relevancia a nivel europeo, junto a otras especies de la fraga atlántica. Entre los eucaliptos, ya se sabe que destaca a O Avó por ser el más anciano y considerarse el árbol más grande de España (se puede mirar pero no tocar, ya una valla le protege). Algunos llegan a los 80 metros de altura y fueron plantados entre 1880 y 1912. El recorrido del denominado eucaliptal de Chavín tiene 1.320 metros y la dificultad es baja. En estos días, el caudal del Landro ha crecido notablemente por las lluvias.

Fraga de Trasbar, en Cervo
Fraga de Trasbar, en Cervo CEDIDA POR MANUEL MIIRANDA (MARIÑAPATRIMONIO)

Para continuar oxigenándonos, más bosques autóctonos nos permiten escapadas al aire libre. Fragas como la Vella en Mondoñedo, Becerreira y Vilapena en Trabada o, en Cervo, Rúa y Trasbar. Esta última, cuenta Manuel Miranda, de MariñaPatrimonio, «é do máis espectacular, unha fraga que se conservou entre o eucaliptal, moitos esvedros, acebos... Ata temos atopado útiles paleolíticos, o que quere dicir que hai 300.000 anos xa andaba por alí xente». Evocan todas paisajes de cuento.

Fervenza da Xestosa, entorno en el que se encuentran las piedras más antiguas de Galicia
Fervenza da Xestosa, entorno en el que se encuentran las piedras más antiguas de Galicia CEDIDA POR FRAN CANOSA

Cascadas en máxima esplendor

Sin dejar el interior, las cascadas o «fervenzas» muestran ahora, precisamente debido a las intensas lluvias, una imagen de postal. Están espectaculares al aumentar el caudal fluvial, así que es un momento perfecto para admirarlas. Conocidas son varias: Pozo da Ferida en el monte Buio entre Xove y Viveiro (con un salto de más de 30 metros de altura), Escouridal entre O Valadouro y Alfoz (cerca del nacimiento del Ouro y situada en la Serra do Xistral alternando saltos y toboganes; desde el punto más alto son 80 metros de desnivel), la de Santo Estevo do Ermo, en Barreiros, la del río Guilán en Xove... Anotamos más en la lista: la Fervenza da Xestosa, en el límite entre Ourol y Muras. Se accede por la carretera de A Gañidoira, desde el desvío hacia Xerdiz y Xan Branco, explica Fran Canosa, guía geológico: «É unha fervenza nun piñeiral que está espectacular con moita cantidade de agua». Hasta allí llegan incluso los cormoranes, según pudo comprobar en su última ruta allí.

Ave limícola en una ría de A Mariña
Ave limícola en una ría de A Mariña XAIME RAMALLAL

Rías con aves invernantes

Las rías del Landro en Viveiro, el Cobo en Lieiro (San Cibrao), el Masma en Foz o el Eo en Ribadeo ofrecen la oportunidad de ver un espectáculo de la fauna que se produce en esta época del año. Aquí pasan sus «vacaciones» de invierno especies de aves diversas. Las rías focense y ribadense son puntos ideales para observarlas. Mejor con prismáticos, eso sí. «Esta é a mellor época nos humidais —explica el naturalista Óscar Chao— porque recollen bastante diversidade de aves en inverno. Paran especies que crían noutros puntos de Europa e moitas delas non chegan a África, quedan nestas latitudes. Xeralmente, son aves acuáticas ligadas a este tipo de ecosistemas, do grupo das anátidas (patos, gansos, cisnes...) e logo limícolas, o outro gran grupo que atopamos nas rías e nos estuarios pasando o inverno. Van dende especies que pesan unha ducia de gramos á máis grande que é o mazarico».

"Esta é a mellor época nos humidais porque recollen bastante diversidade de aves en inverno"

En los últimos años, la población ha descendido notablemente, advierte: «Antes falabamos de centos de miles de patos invernantes, agora contámolos en miles. baixou moito e vai en liña descendente». En Ribadeo, como mirador ideal ornitológico aconseja el de Reme y en Foz el que hay cerca del puente ferroviario. «As zonas costeiras tamén son boas zonas de observación porque nas praias e nos cantís tamén paran individuos a descansar e alimentarse», finaliza el experto.

Puntos de «encuentro»

Otros lugares son estratégicos por ser limítrofes. Así, en el Pau da Vella se «tocan» hasta cuatro concellos: Cervo, O Valadouro, Xove y Viveiro. Otros enclaves acercan A Mariña a A Terra Chá (en Mondoñedo o Trabada) o a A Coruña (a través del Sor).

Panorámica de la falla de Viveiro en una ruta geológica del pasado noviembre con Fran Canosa
Panorámica de la falla de Viveiro en una ruta geológica del pasado noviembre con Fran Canosa CEDIDA POR FRAN CANOSA

En Ourol se esconde un «secreto»: «As rochas que viron nacer Galicia»

Ourol tiene secretos geológicos menos conocidos. Allí realizaba el guía de rutas especializadas Fran Canosa su última incursión en 2020, de A Mariña en Ruta y que encantó al público: «Nesa saída, por unha banda, podemos ollar as rochas que viron nacer Galicia, estamos a falar das máis antigas das coñecidas en Galicia, arredor de 580.000.000 de anos». De la península ibérica, por decirlo de algún modo, «serían as avoas», certifica. En el trayecto ourolense, parte en coche y parte a pie, también figura «o mellor sitio para ver a falla de Viveiro, durmida», afortunadamente. Es justo por donde pasa el Rego de Barreiros. Se llega desde el desvío hacia O Xisto y desde la cabecera del profundo valle la panorámica es «espectacular». Además, cuenta con otro valor añadido: «É unha zona onde se pousan moitos voitres leonados».

El singular Castro de Rueta, que tiene una forma cuadrada
El singular Castro de Rueta, que tiene una forma cuadrada Picasa

Patrimonio con curiosidades

  1. El Pazo de Tovar en Lourenzá y con menú San Valentín: El de Tovar, del siglo XII, en Lourenzá, tierra de exquisita faba, es uno de los muchos pazos en los que historia y arquitectura suman. En pleno Camiño Norte, en Santo Tomé, alberga un restaurante, O Forno de Tovar, con Jorge López al frente, que ha ofrecido un menú especial por San Valentín (reservas ya cerradas) y reparte comida a domicilio. El horno de piedra hace que su gran especialidad sean los asados.
  2. Castros, unos más conocidos y otros menos como Rueta: A Mariña es un «paraíso» en castros. El más visitable es el de Fazouro, en Foz. Pero si buscamos alguno singular, MariñaPatrimonio nos guía: el de Rueta en Cervo por su forma cuadrada, alejada de la circular u ovalada en la mayoría de los costeros: «Este é moi interesante e descoñecido. Estaría romanizado e relacionado coa explotación mineira». Está en la vía a pie de costa que va entre San Cibrao y Burela. 
  3. Pinturas únicas en Arante y en Burela, en Vila do Medio: El patrimonio religioso en A Mariña es otro de los «tesoros» de la comarca, con ejemplos únicos a nivel gallego. Este es el caso de las pinturas del santuario de Nosa Señora da Ponte en Arante (Ribadeo), el único mural de temática marinera del siglo XII en Galicia. Continuando en el ámbito de pinturas murales relevantes, en la iglesia de Vila do Medio en Burela hay otra referencia, de factura estilística medieval.

Señalización de los Camiños Naturais do Cantábrico, que pasan por cada concello litoral
Señalización de los Camiños Naturais do Cantábrico, que pasan por cada concello litoral

De ruta en ruta: algunas propuestas a pie

  •  La Ruta dos Camiños Naturais do Cantábrico, en verde y azul. En la comarca de A Mariña, va desde O Vicedo hasta Ribadeo el llamado Camiño Natural de la Ruta do Cantábrico, señalizado en cada tramo. Obviamente, debido a las restricciones aún vigentes, solo es posible hacerlo en el tramo del municipio donde uno resida. Pero sí que destaca en su conjunto como un trazado que permite, en condiciones normales, descubrir el litoral a pie y a pie de costa. La senda verde tiene un total de 133 kilómetros, siete etapas que son: Ribadeo-As Catedrais, As Catedrais-Foz, Foz-Burela, Burela-San Cibrao, San Cibrao-Viveiro, Viveiro-O Vicedo. La última alcanza la provincia de A Coruña ya, hasta Ladrido. Coincide que la senda costera de Xove, de más de 18 kilómetros de longitud entre el Área Etnográfica de Morás y la playa de Portonovo acaba de señalizarse, como informó anteayer este diario, según nota del Concello xovense. Comparte, precisamente, alguno de los tramos con los de la Ruta dos Camiños Naturais do Cantábrico, recordaron.
  • Desde el Alto do Picato en Trabada «un 360º precioso». «Con unas magníficas vistas de la comarca y de Asturias y de dificultad media». Así describen Os Sendeiros de Foz la ruta que pudieron llevar a cabo a mediados del mes de enero al Alto do Picato en Trabada, a más de 740 metros de altitud sobre el nivel del mar. La vertiente de Chao do Chouso está en el municipio de A Pontenova. «Ves toda A Mariña, Xistral, Oscos, ata Tapia. Hai un 360º precioso», explica Roberto Morís, presidente de Os Sendeiros, de las pocas asociaciones que ha mantenido cierta actividad desde el pasado otoño.
  • La de Pardo de Cela cumple justo este año medio siglo. «Organizar la ruta Pardo de Cela fue una novedad absoluta en 1971». Este era el titular de una entrevista de La Voz de Galicia a Suso Fernández en calidad de portavoz de la Asociación Cultural O Mundo de Galea e «inventor» del recorrido que en este 2021 cumple justo 50 años de su creación como tal. Así que, cada uno en su municipio, es una buena oportunidad para conmemorar tal aniversario de la mejor forma posible: recorriéndolo. A principios de los 70, señalaba, «non existía ningunha ruta organizada en Galicia», así que a esta hay que añadirle ese carácter indiscutiblemente pionero, según su afirmación. La ruta Pardo de Cela cruza Foz, Mondoñedo, Lourenzá, Alfoz (en la imagen, la fortaleza que da nombre al trayecto intermunicipal, costero e interior) y O Valadouro. Y con el mariscal como referencia, sumando otro valor: el histórico.
  • En Mondoñedo, la Ruta da Auga más bella tras las lluvias. En Mondoñedo, una propuesta de senderismo casa a la perfección con esta época del año de lluvias intensas. Dan más realce a la denominada Ruta da Auga, explica el edil Alberto García. Por ejemplo, tilda de «espectacular» ahora el Salto do Coro, de 15 metros de alto, uno de los puntos del recorrido, junto a las cercanías de la Cova do Rei Cintolo (cerrada en la actualidad para permitir que los murciélagos procreen). El río Valiñadares sirve de guía a esta ruta, de 6,64 kilómetros, también con panorámicas dignas de foto del valle y en lo alto, O Fiouco, conocido sobre todo por los conductores de la autovía cuando hay niebla espesa. Al mismo tiempo, pasa junto a la aldea de Vilar, centro dedicado a la naturaleza. De dificultad baja, puede hacerse en dos horas aunque cuenta con alternativas a la versión «corta», como la «larga» por Barral y de 10 kilómetros.