Un sanitario del 061 fuera de servicio salva la vida a un niño de 3 años en una calle de Ribadeo
A MARIÑA
Su madre lo trasladaba en brazos al PAC mientras alertaba al 112
23 jun 2021 . Actualizado a las 17:48 h.Cámilo Vázquez, sanitario del 061 que se encontraba fuera de servicio, salvó la vida a un niño de 3 años en una calle de Ribadeo. Los hechos ocurrieron el martes por la tarde, en torno a las 19.20 horas en la avenida de Rodríguez Murias (Cuatro Calles), cuando el sanitario, C.V., escuchó los gritos de auxilio de una mujer que corría con su hijo inconsciente en brazos hacia el Punto de Atención Continuada (PAC), mientras con el teléfono móvil trataba de alertar al servicio de emergencias 112 de lo que estaba ocurriendo. «¡Ayúdame que no respira, ayúdame que no respira!», exclamaba la mujer. En ese momento, el niño presentaba «cianótica» (coloración azul, negruzca o lívida) en partes como las orejas o los labios, señal «de que casi no respiraba y tenía una falta importante de oxígeno», indicaron fuentes sanitarias.
Mientras le realizaba los primeros auxilios tumbándolo en el suelo y colocándole la cabeza en posición neutra para tratar de que reanudase la respiración, el sanitario solicitó al 112 una ambulancia, pero en Ribadeo no había ninguna disponible en ese instante. Así las cosas, mientras llegaba la ambulancia medicalizada, cuya base está en Foz, el 112 movilizó a la Policía Local de Ribadeo, que trasladó de urgencia al niño, quien todavía estaba inconsciente, al sanitario y a la madre al PAC, donde esperaron la llegada de la uvi móvil.
Finalmente, el menor fue evacuado al Hospital Público da Mariña, en Burela, donde se recuperó por completo. Todo apunta a que el cuadro de extrema gravedad que sufrió el pequeño se originó tras una convulsión, es decir, una contracción violenta e involuntaria de los músculos que en ocasiones puede deberse a un episodio de fiebre muy alta.
Fuentes sanitarias inciden en la importancia de formarse en el manejo de situaciones de emergencia con cursos de primeros auxilios. «Formarse es fundamental para afrontar en situaciones así la delgada línea que separa la vida de la muerte», concluyen.