Memoria de mariñáns, por Martín Fernández
18 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Constantino Lourido Rivas (Cangas-Foz, 1830) fue un hacendado del café que fundó y presidió en 1891 el Centro Gallego de Arecibo (Puerto Rico). Llegó a la isla reclamado por un amigo e influyente pariente de Nois, Francisco Salgado Linares, profesor de Latín en San Juan. Y él llevó, a su vez, a cuatro sobrinos. Puerto Rico es un ejemplo de la emigración selectiva a América que fue protagonizada por la mesocracia de aldeas y villas de Galicia, que generó élites y que se basó, sobre todo, en las cadenas migratorias. Cuando Estados Unidos se apoderó de la isla en 1898, vivían allí 19.565 españoles. Un año despues, sólo 7.690.
Antes del 98, España tenía allí un ejército con soldados muy jóvenes que, en ocasiones, murieron en combate. Fue el caso de Manuel Ramos Blanco, hijo de Bernardo y de Dominga, natural de Marzán (Foz), que murió en el hospital militar de San Juan en 1888 a los 23 años. En otros casos, si sobrevivían, se quedaban en la isla como hizo Domingo Castelao Asenjo, de Foz, que recibió en 1858 una cruz de mérito pensionada y luego se casó con Demetria García. Se dedicó a la agricultura y murió a los 45 años.
Además de esa vía de llegada a la isla, lo habitual era hacerlo a través de algún familiar o vecino. Así pasó con el cangués Constantino, hijo de Manuel Lourido Vizoso y de Vicenta Rivas Méndez, que emigró inducido por su pariente Salgado Linares, de Nois. Se asentó en Arecibo, municipio cafetero y sede -hasta el pasado noviembre- del Observatorio Astronómico con el más grande radiotelescopio del mundo.
Loa de Xan das Mariñas
Como «hacendado del café», firmó Lourido -con su sobrino, el poeta del Rexurdimento, Francisco Lourido Sánchez- una carta en El Eco de Galicia de La Habana el 5 de mayo de 1888 en la que felicitan al estradense W. Alvarez Insua por su iniciativa de editar una revista para aglutinar a los gallegos emigrantes. Por su parte, de la fundación con cien socios del Centro Gallego de Arecibo informa La Correspondencia de Puerto Rico el 16 de enero de 1891. Dice que él era fundador y presidente honorario; el comerciante ribadense Manuel Villamil, presidente efectivo; Ramón García, tesorero, y J. Galanes, secretario.
La muerte de Lourido mereció una sentida semblanza de Xan das Mariñas en el Boletín Mercantil de Puerto Rico del 27 de junio de 1894. Por ella sabemos que era «noble y varonil», que «ensayó toda clase de labores agrícolas para ganar el pan hasta que alcanzó una fortuna independiente y sólida» y que «como ciudadano era de una honradez perfecta, un titán para el trabajo, un héroe silencioso de la actividad honrada y del patriotismo puro». Xan das Mariñas concluye: «La tierra gallega llora la eterna despedida de uno de sus mejores y más beneméritos hijos. Nosotros derramamos llanto sincero por la muerte del patriota y del hombre. ¡Gloria inmarcesible a su memoria!».
Una casa con cien fincas. los Silveira y un apellido esparcido por A Mariña y el Caribe
Los Lourido y los Salgado eran dos hacendadas familias que caben en lo que el Dereito Civil de Galicia llama Compañía Familiar Galega (tradicional convivencia de varios familiares en regimen mancomunado). Cuando había crisis, era frecuente enviar a un hijo a la Iglesia o el Ejército, otro emigraba, alguno se casaba, etc. Y todos reportaban algún bien que, a menudo, era reconocido con mejoras testamentarias…
Los Salgado tenían casa solariega ya en 1799 en Nois cuando Nicolás María Salgado y Vaamonde compró fincas en parroquias próximas, según documentos del archivo familiar. El esplendor de la casa -que tuvo más de cien propiedades- llegó con su sobrino Genaro Salgado López que se casó con Ramona Rodríguez Solveira, de Cervo, y compró muchas propiedades a su familia -entre ella, un famoso Cura da Solveira- y a la de su yerno, Nicolás Basanta, de Burela. Su hijo, José Antonio Salgado Rodríguez, se unió a Concepción Álvarez y tuvieron tres hijos: Genara, José Antonio y Ramona Salgado Álvarez, que fue la última maestra de Nois y se desposó con Florencio Amarelo, cuya hija de ambos, Genara, conserva el citado archivo.
Alcalde de Foz
Por su parte, Esteban Lourido, uno de los hermanos de Constantino, fue alcalde de Foz de 1865 a 1867 y tuvo ocho hijos con Joaquina Sánchez Baño, de Xove: Patricio, el vinculeiro, casado con la focense Carolina Teijeiro; Felicitas e Inés, con los cangueses Manuel Sá y Francisco Oroza; Amalia, con el burelense Bautista Casariego; y cuatro más -Perfecto, Faustino, Constantino y Francisco Lourido Sánchez, el poeta- que llevó su tío a Puerto Rico.
Según el Registro de Matrimonios de Arecibo -libro 5, folio 452-, Constantino Lourido Rivas se casó en esa ciudad el 23 de noviembre de 1865 con Francisca Correa Peña, de Arecibo, hija de Pedro y Cipriana. Fueron testigos su pariente Francisco Salgado y Juan Jurado. Tuvieron cinco hijos -Ramón, Francisco, Josefa, Manuel y Gabriel Lourido Correa- que provocaron que hoy sean cientos las personas con el apellido Lourido en Puerto Rico.
El origen mindoniense del tío del ministro Linares Rivas
Según Xan das Mariñas, quién llevó a Lourido a Puerto Rico fue su «ilustre pariente» Francisco Salgado Linares, de Nois, que llegara a la isla en 1837 paraser profesor de Latín y Francés en el Liceo de San Juan. Por su parte, la historiadora Estela Cifre de Loubriel dice que en 1868 Salgado era viudo y vivía en San Juan como profesor y comerciante y que actuó de testigo en la probanza de soltería de Emilia Vilar Fernández-Vanga, de Viveiro.
En el citado boletín, Xan das Mariñas destaca que Salgado era tío abuelo de Aureliano Linares Rivas (1840-1903), un compostelano que fue Ministro de Justicia y de Fomento con Alfonso XII, en gobiernos de Cánovas, senador, fiscal del Supremo, y padre del también ministro, senador, académico y dramaturgo Manuel Linares Rivas.
Aureliano era uno de los cuatro hijos -los otros eran Socorro, Filomena y Maximiliano, diputado y alcalde de Ferrol- de José Jacobo Linares de la Peña, un escultor de Santiago hijo, a su vez, de José Liñares (que castellanizó su apellido: Linares), artesano natural de Mondoñedo y vecino de Santiago, y de la compostelana Francisca de la Peña. José Liñares (Linares) tenía una hermana, María, que se casó con Antonio Salgado y fueron los padres de Francisco Salgado Linares, el tío abuelo de Linares Rivas.
Con Francisco Salgado Linares -que estudió en el Seminario- Constantino Lourido mantuvo siempre una fraternal relación: «uno y otro fueron inseparables en su vida, como inseparables también en la hora de su muerte pues juntos descansan para siempre en un mismo panteón», dice Xan das Mariñas.
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