Cuatro mausoleos de Vilalba y una capilla de Santabaia
31 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Galicia está y no está en Galicia. Su mayor ciudad fue, durante mucho tiempo, Buenos Aires y su mayor cementerio, aún hoy, está en La Habana. En realidad, la necrópolis habanera no es un lugar de muerte sino de vida: de la intensa vida que tuvo la colonia gallega y que dejó en ella su eterno legado. Porque los 200.000 gallegos enterrados en el Cementerio de Colón ?uno de los más grandes del mundo, con 57 hectáreas, declarado Monumento Nacional y construido por el ferrolano Calixto Loira entre 1871 y 1886_ dejaron escrita en piedra, y con su propio sudor, su peripecia en Cuba. Son 58 los panteones de sociedades gallegas en el camposanto: 28 Lugo, 18 de A Coruña, 6 de Ourense y 6 de Pontevedra. Todos conforman ese puente invisible e imperecedero que construyó la emigración y que hermana, ya para siempre, a Cuba y Galicia.
Los 28 mausoleos de Lugo pertenecen a sociedades de emigrantes de Abadín, Monterroso y Antas, Baleira (3), Vilalba (Lanzós, Vilalba, San Simón y Samarugo y Santabaia), Cospeito, Chantada y Carballedo (3), Lourenzá, Meira y Pol, Navia de Suarna (2), A Pastoriza, San Miguel y Reinante (Barreiros), Trabada, Taboada, Roupar (Xermade), Riotorto, Sarria, Valle de Oro, Valle de Lemos, Vilameá y Viveiro.
Las sociedades de Baleira fueron dueñas de tres panteones: Antonio Barreira Pedreira, presidente de Juventud de Baleira, fundada en 1926, inauguró el panteón social en 1928 y en 1963 la entidad hizo otro mausoleo y un osario. Y Unión de Baleira, nacida en 1937, levantó el suyo en 1939. Baleira tuvo una tercera sociedad, presidida por Gonzalo Fernández Ramos en 1929, que tuvo otros fines.
El partido de Chantada tuvo también tres mausoleos: el de Chantada, Carballedo y su comarca que presidieron Benigno Figueroa y Manuel Cortiñas, un panteón en 1914 con 8 bóvedas y 145 osarios; el de Hijos de Carballedo (1923), que presidió Generoso Hermida; y el de Chantada, Taboada y Portomarín, sociedad nacida en 1912.
El Club Navia de Suarna, constituido en 1918, es propietario de dos panteones en el cementerio de Colón. Y con uno figuran Hijos de Cospeito fundada en 1928 por Aparicio Portela, Eliseo Cañiz y Marcial Díaz. Hijos de Meira, de 1912, que presidió Gabriel Yáñez Rancaño y se fusionó en 1951 con la de Pol, nacida en 1928 y presidida por José González Freire y luego por Ramiro Balado. Hijos de Pastoriza, de 1915, presidida por José María Paz y luego por Manuel Muinello. Emigrados de Riotorto (1915), con la presidencia de Pedro Vila. Hijos de Sarria, de 1917, con Eliseo Pallares Pérez. El Valle de Lemos, de 1912. Monterroso y Antas de Ulla, de 1911, con las presidencias de José Santana Vázquez, Emilio García López, Francisco J. Gutiérrez y José García Guerra. E Hijos de Abadín, de 1921, con el presidente Florentino Vázquez.
Cuatro mausoleos de Vilalba y una capilla de Santabaia
El Concello de Vilalba es el que tiene mayor número de panteones en el Cementerio de Colón. La Unión de San Simón y Samarugo posee uno desde 1925. La sociedad fue fundada en 1913 y su primer presidente fue Jesús Rouco Cortiñas, al que sucedieron Jesús Rivas (1914), Eulogio Coira Rodríguez (1915), Jesús Cuba Restrevada (1919), José María Yáñez (1929) y Antonio Román Cuba (1938).
Un año después, en 1926, El Progreso de Lanzós inauguró el suyo. La entidad nació en 1913 impulsada por 150 socios encabezados por su primer presidente, Cosme Sacido Ramil. También en 1926 la Unión Villalbesa y su Comarca estrenó sepulturas. Se había constituido en 1909 con un primer presidente, Emilio Eimil, que repitió dos años después. En 1914 el presidente era José Fernández Verdes, al año siguiente Segundo López Carpintero, en 1923 nombran presidenta de honor a Aurelio Bello de Rouco y presidente a Francisco González Rey. Otros presidentes fueron José García Tenreiro (1933), Rosendo González Otero (1937) y Ramón Paredes Paz en 1944.
Hijos de Roupar y Lousada (Xermade) surgió en 1957 de la fusión de las sociedades de las citadas parroquias. Su primer presidente fue Juan A. Fraguío. En 1902 ya existían las dos entidades citadas que construyeron un panteón inaugurado en 1933.
La Liga Santaballesa abrió una capilla en el Cementerio Colón en 1943. La sociedad fue fundada en 1907 por 56 emigrantes de Villalba, Trasparga, Xermade, Muros, Cospeito, As Pontes y Abadín. De 1909 a 1914 su presidente fue José Paz López; en 1919 Ramón Arias García; en 1923 Ramón Gato García; al año siguiente José Naseiro López hasta 1929 en que nombraron presidente de honor a Fernando Trespalacios y ejecutivo a Fernando Antón Blanco; en 1933 la Liga tenía como presidente a Luciano Lombao Andino. En 1962, la Liga compró a Hijos del Ayuntamiento de A Capela ?en la que trabajara como secretario el joven abogado Fidel Castro, luego dictador de Cuba- un panteón que la sociedad coruñesa levantara en 1929.
Seis criptas de A Mariña y un crimen que provocó la donación de una escultura para la de O Valadouro
De los seis panteones de A Mariña en Cuba, el más reciente es el de Vivero y su Comarca. Se inauguró en 1950 bajo la presidencia de José Pernas y es una edificación de 2.400 metros cúbicos que tiene 112 nichos y 995 osarios. El más antiguo es el de Lourenzá, de 1930, siendo presidente José Fanego. Tiene 8 bóvedas y 137 osarios.
De 1942 son los mausoleos de Hijos de Vilameá y Vilaodrid y de Hijos de San Miguel y Reinante. Este último cuenta con ocho bóvedas y mármoles con nombres de emigrantes allí enterrados. Entre otros, Narciso Ríos Rocha, Antonio Méndez Calvo, Ramona Mosquera Otero, Mauricio Maseda Vázquez, fallecidos entre 1964 y 1966, de San Miguel y Reinante. O Domingo Dorado, Mauricio Rego, Domingo Otero, Hortensia Reyes, Soledad Prieto Rocha o Pedro Gómez, muertos entre 1943 y 1946, de Barreiros.
Hijos de Trabada e Hijos del Valle de Oro inauguraron sus panteones en 1932. El de los emigrantes de O Valadouro tiene un frontis de mármol con una cruz de mosaico negro incrustada y, encima, la escultura de un ángel. La pieza fue donada por el socio José Acebo Rey en 1944. Años antes, en 1928, un hermano suyo, Manuel, fue procesado y encarcelado por dar muerte en la parroquia de Santa Cruz a Manuel Díaz Varela, un hacendado casado que deshonrara a la hermana de ambos, Carmen, y degradara a su familia. Aquel abuso hizo que Hijos del Valle de Oro financiase la defensa jurídica del infortunado muchacho para evitar su condena. La familia nunca olvidó aquella solidaridad ?que evitó la cárcel al joven Manuel- y en 1944, a través de su hermano emigrante, José, donó el ángel que preside el panteón de la sociedad.
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