
Las operarias de Celeiro aseguran que el cierre de la conservera les deja en un limbo laboral
16 jun 2022 . Actualizado a las 21:28 h.«Que imos dicir? Que queda A Mariña sen nada?», pregunta al periodista una de las trabajadoras de la fábrica que la conservera Albo cerrará tras el verano. Las operarias se marchaban ayer tras completar su turno en la factoría entre la tristeza, la resignación y la ironía para asimilar el mal trago. La plantilla, compuesta de 46 personas, afrontará en semanas la decisión entre el despido y el traslado a Salvaterra de Miño, toda vez que la empresa, de propiedad china, pretende centralizar la producción en el sur de Galicia. Para el personal, la mayoría mujeres mayores de 50 años, no hay elección posible: mudarse a 271 kilómetros de distancia a esas alturas de la vida no es una alternativa.
Lleva desde los 18 años trabajando en la conservera, y hoy tiene 51. Antes que ella trabajaron en Albo -cuya actividad en Celeiro se remonta a 1924- su abuela y su madre, y también lo hizo su hermano. La familia de la celeirense Gabriela Fernández es un ejemplo de que la factoría ha sido durante décadas un pilar del empleo en la zona.
Para ella, mudarse es inviable: «Non teño coche nin carnet. Tería que pagar un segundo alugueiro». Fernández resume la realidad de una comarca que pierde alternativas de empleo. «Con esta idade, non sei para onde tirar. Meu irmán quedou sen emprego en Vestas. Queda Alcoa e está como está», explica.
«Comezamos todas moi novas, eu con 17, e atopamos condicións dignas de traballo. Nos 80 comezaron a pagar o paro, que non se sabía nin que era», expone Magdalena Escourido, de 60 años, que admite «sorpresa» por el cierre. «Non pensamos que fose tan rápido. Esta é unha marca asentada no mercado», indica.
«Quedamos ao descuberto. Para as mulleres da Mariña non hai moita alternativa industrial. Conservas Alonso pechou antes ca nós», indica, mientras una compañera alerta de la situación «de traballadoras da nosa mesma idade, que teñen difícil atopar emprego e que non teñen outro salario na casa. Iso é duro», lamenta.
La CIG rechaza el cierre
La CIG, sindicato con representación en la planta, entiende que hablar de traslado por parte de la empresa «é un eufemismo» que encubre «a desaparición definitiva do sector das conserveiras na Mariña». La central denuncia que «estase deixando fóra do mercado a moitas traballadoras» y destaca que «a fábrica de Celeiro ten carga de traballo suficiente para ocupar a todo o persoal».
La factoría de Tapia seguirá produciendo, aclara el personal
La fábrica que Albo tiene en Tapia seguirá produciendo sin verse afectada por los cierres de las plantas de Celeiro y Vigo, según expuso la empresa al personal. La producción de platos elaborados -caldo, fabada, lentejas, cocido o callos- no se trasladará a Salvaterra, donde no habrá espacio para manejar productos cárnicos, sino pescado. Desde la pandemia trabajan unas diez personas, algunas más en los picos productivos, en la fábrica tapiega.