La campaña de recogida va camino de superar su ecuador en la Ribeira Sacra, también para los viticultores que continúan trabajando solo para el autoconsumo
01 oct 2022 . Actualizado a las 10:56 h.La Ribeira Sacra dio este fin de semana un paso importante en su vendimia, en una campaña en la que la previsión inicial apunta que la cantidad de uva recogida puede rondar los seis millones de kilos. Es seguro que con este empujón se haya superado ya la mitad de esa cantidad, pero habrá que esperar a la actualización del recuento que haga a principios de semana el consejo regulador para conocer cifras concretas. Al margen de los números, sobre el terreno se ven ya muchas viñas recogidas, aunque es evidente que la vendimia no va a terminar antes de que llegue octubre.
«Esta viña vendímase case sempre entre o vinte e tantos e o 30 de setembro, e este ano non é unha excepción». El monfortino Jesús Martínez trabajaba ayer en una viña de su propiedad que mide tres ferrados (unos 1.800 metros cuadrados en esta parte de la Ribeira Sacra) y está a un paso de la central hidroeléctrica de Belesar, entre las parroquias de Rebordaos y Santo Estevo de Ribas de Miño, una de las mejores zonas productoras de vino del municipio de O Saviñao. Aquí la vendimia ha llegado en su momento, pero con una carga de uvas ligeramente inferior a la normal. Ellos lo atribuyen a los cambios de tiempo que hubo en la época de la floración y a la falta de agua de este 2022.
Todo lo que vendimia Jesús Martínez es para vino de autoconsumo. También lo que recoge Santiago Méndez en su viña de Castro, en Rebordaos, un par de kilómetros aguas arriba de la presa de Belesar. La parcela mide unos 5.000 metros cuadrados y en un año con una meteorología como debe ser les da alrededor de 2.500 kilos de uva. Es lo que esperan esa vez. «Para nós este foi un ano normal», asegura. Tampoco ha notado ninguna merma en la producción José Luis Regal, vecino de Chantada, pero ayer vendimiador de una viña de su propiedad en el lugar de As Chairas, un paraje a orillas del Miño que pertenece a la parroquia de Mourelos, en O Saviñao. Igual que los dos primeros, Regal no vende su uva a ninguna bodega, sino que la utiliza exclusivamente para elaborar su propio vino. «Non paga a pena vendelo», dice. Ninguna bodega paga tanto como para hacerle cambiar de opinión.
Son tres ejemplos de viticultores tradicionales, ajenos al despegue comercial en el que llevan más de veinte años embarcadas buena parte de las bodegas de la denominación de origen Ribeira Sacra. Son dos realidades que conviven en un territorio complejo, en el que se han plantado en los últimos años muchas hectáreas de nuevos viñedos pero que también tiene zonas productivas amenazadas por el abandono.
La viña de José Luis Regal en As Chairas está junto a la carretera que lleva del pueblo de Belesar a la playa fluvial de A Cova. Es uno de los parajes más visitados de la Ribeira Sacra, pero ninguna de las viñas que rodean la suya están ya trabajadas. La última dejó de estarlo tras la vendimia del 2021. Para empeorar un poco más el cuadro, uno de los pinos plantados hace treinta años en lo que hasta entonces había sido otra viña cayó sobre sus vides tras una de las tormentas de este verano. El dueño de los pinos asegura tener compradores para la madera. «A ver se é certo e os veñen cortar dunha vez», dice José Luis Regal.
Desde finales de agosto
La vendimia en la Ribeira Sacra empezó oficialmente el 15 de septiembre, aunque antes de ese día ya se había recogido uva en numerosas viñas. La diferencia es que los que quisieron vendimiar antes de ese día en viñas en las que la maduración había avanzado más rápido tenían que comunicarlo con antelación al consejo regulador. Las primeras vendimias se llevaron a cabo este año el fin de semana del 27 y el 28 de agosto.