Este viernes dejará de producir la última conservera de pescado de Viveiro, Albo

A MARIÑA

Protesta de las trabajadoras de Albo Celeiro
Protesta de las trabajadoras de Albo Celeiro XAIME RAMALLAL

Desaparece así en el municipio una industria que dio empleo femenino desde el siglo XVIII

17 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La fábrica de Albo en Celeiro dejará de producir mañana, en una fecha que quedará marcada en la historia industrial del concello de Viveiro y también de la comarca de A Mariña. El cierre pondrá fin -o al menos punto y aparte, a la espera de una nueva iniciativa empresarial- a un ciclo de fabricación de conservas de pescado en el municipio que se remonta a mediados del siglo XVIII.

Las 45 trabajadoras de Albo Celeiro -34 mujeres y once hombres- fabrican estos días sus últimas latas. La compañía, que ostenta el holding chino Shangai Keichuang, centrará la producción de túnidos en la planta de Plisán (Pontevedra). La empresa presentó en junio un expediente de movilidad geográfica que supondrá el cierre de la planta celeirense. Cinco operarias pidieron el traslado a Salvaterra de Miño. Una opción que no sirvió a la mayoría de la plantilla, que en edad avanzada vio inviable mudarse a 271 kilómetros de distancia.

«Estamos a producir igual ca sempre. Comezamos a embalar aquilo que xa non se usa e desmontando algunha máquina para cando sexa hora de levala», explica Carmen Orol, de la CIG, único sindicato con representación en la plantilla. La central firmó en agosto un acuerdo con la firma por el que las trabajadoras tendrán contrato hasta el 2 de diciembre. De este modo, las trabajadoras fijas discontinuas podrán cumplir el tiempo suficiente para disfrutar de seis meses de prestación por desempleo, y otras llegar a jubilarse. El pacto implica también una serie de ayudas -para el alquiler y el kilometraje, entre otras- durante 15 meses, para las operarias que se trasladen a Salvaterra de Miño.

Entre mañana y el 2 de diciembre se irá desmontando la maquinaria que permanece en la nave de Celeiro para trasladarla a Plisán, a donde Albo llevará la producción de conservas de pescado que hacía en Vigo y Celeiro. La fábrica de Tapia de Casariego, en el occidente de Asturias, sigue fabricando platos elaborados, como fabada, caldo o callos.

Aunque no entró en el proceso de movilidad geográfica planteado para las fábricas de Vigo y Celeiro, se temió por la continuidad de la producción en Tapia. La CIG explica sin embargo que según Albo no hay planes de traslado, ya que para centralizar también el proceso de cárnicos en Plisán sería necesario contar con una segunda nave.

Las trabajadoras que se incorporarán a Plisán están llamadas a comenzar sus tareas en Salvaterra de Miño el 9 de diciembre.

Albo permanecía productiva en Celeiro desde 1924, según cuentan Carlos Nuevo, cronista oficial, y Vicente Míguez en el libro «Conserveiras de Celeiro, Vicedo, Bares e Barqueiro». Era la última conservera que quedaba en el municipio tras el cierre, en verano de 2016, de Conservas Alonso.

Míguez y Nuevo Cal recuerdan que desde la década de 1760, cuando los catalanes comenzaron a impulsar entre Viveiro y Ortigueira la salazón de sardina, el sector conservero tuvo peso en la zona. En 1934, por ejemplo, había en Celeiro catorce conserveras y seis salazoneras.

«É algo moi doloroso porque isto acábase. Nun par de anos cumpriríamos o centenario, iso dá para pensar na cantidade de xente que puido comer desta fábrica», lamenta Orol. «Hai tristura porque moitas cremos que nos quedamos sen factoría polas pésimas comunicacións que temos. Na Mariña hai dous portos importantes como os de Celeiro e Burela. Esta non é unha empresa que pecha, senón que vai para medrar a outro lado. Iso doe», resalta la sindicalista.