Vino al mundo y su padre fue asesinado; se fue de él con otro drama
21 nov 2022 . Actualizado a las 20:51 h.Vino al mundo con una tragedia: su padre fue asesinado en 1913, cuando ella tenía cuatro años, en Moreda (Monforte) por un vecino con el que tenía deudas de juego. Y se fue de él con un drama: murió loca en 1995 en el Psiquiátrico de Conxo (Santiago).
Esas fueron las dimensiones del teatro. En la función, fue la primera actriz gallega que debutó en Nueva York y la primera que protagonizó un largometraje en América. Se llamaba Mercedes Mariño. Dejó huella pero no se marchó entre aplausos.
Su historia fue al compás de su hermano Arsenio. Salvador, el padre, era un campesino jugador y pendenciero que se casó con Gloria, la hija de un maestro, y tuvo tres hijas ?Carmen, Olimpia y Mercedes, nacida en 1909- y un hijo, Arsenio. Cuando lo mataron, tenía 14 años y tuvo que hacerse cargo de la familia. El futuro estaba en Cuba y en 1916 fue a buscarlo. Trabajó duro, estudió, se empleó en un bufete de abogados. Y seis años despues logró reunir a su madre y a sus hermanas menores. Mercedes tenía 13
años y en la Agrupación Artística Gallega descubrió su vocación y dotes artísticas.
Él no lo supo pero 1926 fue decisivo en la vida de Arsenio. Se casó con Amanda, la hija de su jefe; llegó a La Habana la familia Pfarr, de origen alemán, con dos hijas, Dorchen y Jenny, Las Pfarry Sisters, figuras del baile y el malabarismo; y su suegro le ofreció ser su socio en un ambicioso proyecto: construir el Sans Souci, uno de los cabarés más lujosos del mundo. Aceptó. Nunca pensó que era un billete para un viaje sin retorno…
Mercedes, a los 18 años, era una deslumbrante belleza morena, de ojos verdes, desinhibida y locuaz. Trabajó en el Apolo Theatre de Nueva York junto a la diva italiana Mimí Aguglia y fue la primera gallega que actuó en la ciudad. El éxito la llevó a la
compañía de Narciso Ibáñez Menta y a viajar por América con obras del teatro español. Era famosa y en 1929 Ramón Peón ?padre del cine cubano- le posibilitó ser la primera gallega que protagonizó un largometraje en América, El veneno de un beso.
Era tambien actriz de teatro radiofónico y cantante de ritmos modernos.
Arsenio, por su parte, tuvo un hijo e inauguró con su suegro en 1930 el Sans Souci. En el estreno, actuaron Las Pfarry Sisters y una de ellas, Dorchen (Dora), le arrebató el seso para siempre. Quedó deslumbrado con su belleza, su exotismo, su clase. Ella fue el cauce y él, el río. Se vieron a escondidas hasta que le pidió el divorcio a su esposa Amanda. Ella, despechada, le dijo “jamás” y ordenó a su padre despedir a las Pfarry.
Fue demasiado para Arsenio que pidió un préstamo a un amigo, lo dejó todo e inició un viaje sin retorno con las dos hermanas y dos maletas repletas de juventud, talento y amor.
No les fue bien entonces por Centroamérica y decidieron finalmente probar suerte aquí, en España.
La guerra, un médico de Ferrol y el final en Conxo
Corría 1931. Amenazaba tormenta pero Arsenio y las Pfarry lograron el éxito en Zaragoza, Bilbao, Barcelona, Madrid… Había posibilidades en España y el monfortino reunió de nuevo a la familia. Volvieron sus hermanas Carmen y Mercedes, que ya sufría desequilibrios y fuera ingresada en el psiquiátrico de Mazorra. La otra, Olimpia, casada con el doctor Rafael Ruano, vivía en Costa Rica con su madre, Gloria.
Las buenas expectativas se cumplieron. Y Mercedes debutó el 6 de noviembre en Madrid, en el Teatro Beatriz, con una obra de Pérez de Ayala ?La vida en un colegio de jesuitas- adaptada por Rivas Cheriff, cuñado de Azaña. Logró un gran éxito y continuó
trabajando en el teatro del Madrid republicano. Se casó con Manuel García Leyra, un médico gallego que fue Jefe de Sanidad en el 3º Cuerpo del Ejército Popular de la República y ayudó a su cuñado Arsenio haciéndolo pasar por enfermero en la guerra.
Tras ella, vivió en Maniños (Ferrol) y fue médico en Mugardos.
El 36 lo trastocó todo. Mercedes ?que tuviera una hija en Cuba que vivía en Costa Rica con su hermana Olimpia- se separó del ferrolano, que volvió a Galicia. Su hermana Carmen, casada en Sevilla con otro médico, se distanció de todos por antagonismos políticos. Olimpia vivía en Costa Rica con su madre, su marido y la hija de su hermana.
Y Arsenio, rehabilitado en 1940, tuvo con Dorchen Pfarry una hija que sería luego la gran actriz Yolanda Pfarr.
En el franquismo, Mercedes Mariño sufrió una etapa de obligado silencio. Había sido una figura del teatro republicano y una activa militante que recitaba poemas en las emisoras de las Juventudes Socialistas Unificadas. Así que solo en 1946 pudo participar en la película Abel Sánchez ?basada en la novela de Unamuno- de Carlos Serrano de Osma.
Era la dura postguerra, no había trabajo y la familia volvió a Cuba. Ella era voluble, indisciplinada, desequilibrada. Intentó dirigir teatro en A Coruña, pasó por el manicomio de Ciempozuelos, en Madrid, y murió al final demente, sin conocer a nadie, en el Psiquiátrico de Conxo (Santiago de Compostela); era el año de 1995.
Una pionera cantante de Foxtrot y ritmos caribeños que introdujo en España a través de Unión Radio
La vida y la obra de Mercedes Mariño estuvo largo tiempo en el más absoluto de los olvidos, tanto por razones personales ?su matrimonio en 1934, su separación posterior, sus problemas mentales, su enclaustramiento en manicomios y centros psiquiátricos…- como otros de índole política y social. Solo muy recientemente, y de modo parcial, su figura fue rescatada por el investigador pontevedrés, Xosé Acuña, en su libro Estrela e eclipse de Mercedes Mariño y por el escritor y periodista Xosé de Cora. Pero sería, finalmente, su sobrina, la actriz Yolanda Pfarr, la que aportaría datos familiares y personales fundamentales para componer un definitivo retrato de la pionera actriz gallega en Cuba.
Mercedes Mariño fue precursora en el teatro, el cine y la televisión, como cantante y como directora teatral. Tal vez las circunstancias personales de su separación la llevaron ?según Acuña- a instalarse en A Coruña donde, en 1948, fue una adelantada, como mujer, de la dirección de obras teatrales. Pero, al poco tiempo, su vida personal y artística sufrió un extraño eclipse motivado por una enfermedad que la llevó a un final dramático.
Una de sus facetas destacadas fue la de cantante. Ya en Cuba, en los años 30, tenía su propio programa de radio y cantaba ritmos de foxtrot, afroamericanos, música cubana y gallega y jazz en inglés. En 1932 grabó tres discos con Los Siboney y ya en España introdujo ritmos caribeños a través de la emisora de Unión Radio donde actuaba el famoso pianista cubano, Emilio Grenet.
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