No es necesario incidir en la importancia artística y patrimonial que encierra el Convento de Valdeflores, además de la afectiva interrelación entre este convento y el pueblo de Viveiro. Hace ya un cierto tiempo que las religiosas han dejado estas instalaciones y nada prevé que otras nuevas las reemplacen, ni en un futuro inmediato ni lejano.
Tampoco sabemos cuáles son las previsiones de la Orden titular del Convento, con respecto al futuro destino de esta joya del siglo XVII e Iglesia del XV de estilo gótico. A nadie escapa que si no se realizan las gestiones oportunas para rescatar este Monasterio del olvido, el abandono acabará convirtiendo este monumento nacional en una ruina.
Hace unos días el Sr. Obispo de Mondoñedo-Ferrol declaraba a la prensa la posibilidad de dedicar este edificio a una residencia. Una de las muchas posibilidades a las que se puede destinar este magnífico inmueble. Dando por descontado que es la orden religiosa la que ostenta la propiedad del Convento, en muchas ocasiones y dadas las actuales circunstancias se han llegado a acuerdos con entidades públicas o privadas para darle viabilidad a estos conjuntos histórico-artísticos, cuya función primigenia no tendrá ninguna posibilidad como tal.
Por eso es importante que las autoridades locales, las más implicadas por ser un bien instalado en el municipio, traten de gestionar la iniciativa para que este edificio no desaparezca en el olvido y perdure en el tiempo. Hay múltiples usos a los que se puede destinar el Convento de Valdeflores y creo que ninguna otra institución bien sea, provincial, autonómica o estatal, negarían su ayuda para un gran fin como es el mantener para las futuras generaciones un monumento tan vinculado a la idiosincrasia de la zona.
En este momento, en el que el Sr. Obispo de Mondoñedo- Ferrol, D. Fernando García Cadiñanos, ha expresado su preocupación y su deseo de darle una solución futura a este edificio, las autoridades civiles no encontraran un mejor aliado para poder dar una solución estable y que perdure en el tiempo al Convento de Valdeflores.
Sería imperdonable que este magnífico edificio terminase en el abandono y en la total ruina que abocase a su desaparición. Las futuras generaciones no nos perdonarían.