Hace unos 30 años los visitantes que se acercaban a Viveiro por primera vez siguiendo la vieja carretera de A Gañidoira acababan muchos de ellos desviándose hacia Viveiró. En lo alto de la carretera de montaña, donde siempre había caballos sueltos (aún quedan las señales de peligro advirtiendo sobre la presencia de caballos), un letrero en un cruce indicaba el camino hacia Viveiró (con acento).
Hoy día el equívoco continúa. La carretera mejoró y existe el GPS, que también "pica" y lleva a los conductores/as al mismo engaño a través de una carretera de montaña entre curvas y más curvas y después aún otra curva para llegar a Viveiró (con acento).
Supongo que la primera impresión del turista debe ser de lo más desoladora cuando entra supuestamente en ese "Viveiro turístico" de media docena de casas perdidas en la montaña y a saber dónde estará oculto el mar; tal vez detrás de la sierra del Xistral. No son pocos los turistas que siguen engañándose. Eso sí: ir a Viveiró (con acento) tiene una cosa buena, muy buena, que te quita toda la pena: es Casa Cándida, donde te pones las botas y revientas el estómago por apenas 22 euros. Hasta siete platos y tres postres si tienes aguante.