Un cura inventor, tratante de ganado y pendenciero, que convirtió el atrio y el cementerio en un establo
A MARIÑA

Los vecinos lo denunciaron ante el Obispado; Pérez Barrera protagoniza la Memoria de Mariñáns, de Martín Fernández
20 oct 2023 . Actualizado a las 20:38 h.La sección Memoria de Mariñáns, que coordina Martín Fernández, se centra en la figura de un cura controvertido, Tomás Pérez Barrera, natural de Ribadeo pero que oficiaba en Cangas (Foz). Era inventor, a él se le atribuye un motor para lanchas y carros en su tiempo; también era cronista, elaboró un censo en 1889 que es una radiografía bastante precisa del mundo rural de aquella época, siglo XIX.
El sacerdote también era pendenciero, compraba y vendía ganado y convirtió el cementerio y el atrio de la iglesia en un establo. Los vecinos lo denunciaron ante el Obispado, pero aún así ejerció de párroco durante más de 30 años. Fue un sacerdote singular y, sin duda, especial.
«A lomos de su caballo, a velocidad de vértigo, acudía a cuanta feria, mercado y romería había en A Mariña. No atendía al rebaño del Señor pero compraba y vendía toda clase de ganado, vacuno y lanar. Se quedaba con las limosnas de los fieles y el aceite destinado al Santísimo. Y no era ajeno a las trifulcas. Se llamaba Tomás Pérez Barrera, era de Couxela (Ribadeo) y fue un peculiar y pendenciero párroco de Cangas (Foz). Pero cultivó otras facetas: elaboró un Censo en 1880 que es toda una radiografía del medio rural; e inventó un motor que, según él, “hacía marchar las quillas sin remos ni velas, bajar las cuestas a los carros sin galgas y subirlas un coche con más velocidad que un fogoso caballo”... No se relacionaba con sus feligreses y lo denunciaron. Y aún así estuvo al frente de la parroquia 30 años», apunta Martín Fernández.