La sanidad es problema de todos

A MARIÑA

Xaime Ramallal

04 sep 2024 . Actualizado a las 11:21 h.

Comarca natural e histórica. Mondoñedo o A Mariña. Antigua provincia en el reino de Galicia hasta el primer tercio del siglo XIX. Nada que ver con el sur lucense. Similar el Occidente de Asturias. Allí conservan una Gerencia integral: dirección de hospital, dirección de atención primaria, dirección de los servicios sociales y dirección de enfermería. Tuve el honor de conocer por ciencia ambos territorios al ser directivo en Burela y Jarrio.

No hay médicos. Disiento, lo que no hay es aprovechamiento de los recursos humanos. Un residente de cuarto año está preparado para asumir funciones asistenciales en hospital y centro de salud. Solo debemos recordar que la organización de la asistencia sanitaria es jerárquica y debe ser coordinada como servicio público esencial socio sanitario.

Siempre recordaré a mis maestros hospitaleros. Entre ellos a mi padre, primer Director de La Paz. "El hospital es una empresa muy compleja. La eficiencia es alcanzar máximo de pacientes atendidos, al menor costo posible y con la mayor satisfacción de los usuarios". Como empresa y con independencia de las jornadas laborales dignamente pagadas, se requieren el uso de las instalaciones y herramientas de lunes a viernes durante 12 horas, como hacen en La Clínica Universitaria de Navarra o en el Instituto Barraquer en Barcelona.

La población solo se acuerda del hospital o del centro de salud cuando enferma. Se acuerda mucho más de Alcoa. Y lo mismo se puede afirmar de la Institución Pública Democrática más cercana. Los Ayuntamientos. No exigen participar regularmente en la marcha, necesidades y calidad de sus servicios. Como tampoco su legión de cargos se ocupa de conocer o indagar sobre los riesgos para la salud que suponen hechos tan palpables como vertidos, estado de la red viaria, consumos indeseables, salud mental, capacidad real de resolución en A Mariña o derivaciones a Lugo.

Cada vez que me entero de la marcha a la privada de un facultativo que se hartó por la falta recursos en el Hospital me embarga la tristeza. Cada vez que un facultativo que se ha hecho paisano rural en un centro de salud debe abandonarlo por problemas de burocracia, me llevo un disgusto. Ser sanitario es una carrera larga, costosa, sacrificada y emocionante. No deberíamos decepcionarles.

Tampoco quiero que se vea lo que escribo como una crítica a la Dirección del Hospital. Hace lo que puede o le dejan desde un despacho de Lugo o un edificio plagado de gentes con papeles en Santiago, pero que nunca ha hecho una guardia en un hospital, pasado visita o atendida una consulta. Lo dije hace veinte dos años al tomar posesión de la Gerencia en Burela, delante de mi padre y mi maestro Don Francisco. Un hospital es como un barco. No se puede ser patrón sin haber sido antes marinero. Aquí volvemos a lo de siempre. ¿Hasta dónde deben llegar los puestos dados por confianza política y hasta dónde debemos exigir neutralidad meritoria?