JP Morgan ve improbable la venta de Alcoa San Cibrao a un inversor industrial: «O cierre o traspaso al Estado»

A MARIÑA

Bill Oplinger, presidente de Alcoa
Bill Oplinger, presidente de Alcoa ALCOA

La financiera señala una decisión sobre San Cibrao como «catalizador» para mejorar los números globales de la empresa

10 oct 2024 . Actualizado a las 12:54 h.

En los últimos meses, y mientras dice públicamente que maneja dos alternativas para San Cibrao —continuar operando, si se aceptan sus reclamaciones, o vender, lo que supedita también al «apoyo» de sindicatos y Administraciones—, las conferencias de los dirigentes de Alcoa con analistas han girado sobre la situación del complejo industrial de A Mariña y su encaje dentro del puzle global de la compañía radicada en Pittsburgh. En julio, la vicepresidenta de la multinacional, Molly Beerman, calificaba de hecho la posibilidad de prescindir de las instalaciones de Cervo como «la única palanca de mejora a corto plazo que percibimos» para mejorar los resultados globales de la firma. Un análisis realizado por JP Morgan a finales del pasado mes de septiembre ahonda en esta idea: identifica una decisión sobre las fábricas mariñanas, que espera antes de final de año, como «el próximo catalizador» de la empresa, al «eliminar un exceso de larga duración».

En un contexto de recortes para conseguir liquidez por parte de Alcoa, que anunció en septiembre la venta de su participación del 25 % en la compañía minera saudí Ma’aden Rolling Company, JP Morgan —el mayor banco de inversión de los Estados Unidos— aplaude la estrategia de repliegue y revisa al alza las acciones de firma, de 32 a 36 dólares, exponiendo que «después de años de pérdidas financieras y desafíos a la hora de conseguir costes energéticos seguros a largo plazo, la compañía espera tomar una decisión sobre San Cibrao sobre el final del 2024».

En esa tesitura, resume JP Morgan, «incluso con el repunte en el precio de la alúmina, con un incremento del 54 por ciento, los fondos internos se agotarán en los próximos meses sin que Alcoa tenga planes para invertir más». Así, la compañía financiera pronostica que «aunque la venta a un comprador fiable sería un triunfo, es más probable un cierre o una venta al Gobierno a la hora de eliminar las pérdidas de larga duración». El banco de inversión revela «conversaciones con distintos inversores» que sitúan el desembolso entre cien y 200 millones de dólares, «lo que se alinea con los costes de cierres anteriores», como los de Suralco (Surinam, 2017) y Point Comfort (Texas, 2019).

De ese modo, confía en que el indicador EBITDA —beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones— mejore «con la fuerte probabilidad de que los números rojos» en España —que Alcoa cifró en 150 millones de dólares en el 2023, una cifra cuestionada por los sindicatos— «no serán el año que viene ya un lastre».

«Hay un enfoque para reducir costes y simplificar la cartera de operaciones que podría mejorar la estructura de capital y generar mejores vientos de cola para el EBITDA, independientes de las contingencias del mercado», señala JP Morgan, que insiste no obstante en que «el catalizador» de ese plan será la decisión de Alcoa sobre San Cibrao.

A miles de kilómetros de Pittsburgh, la plantilla de Alcoa en Cervo permanece en la incertidumbre sobre su futuro. También los trabajadores de las auxiliares, después de que la CIG informase del despido de seis operarios de Edyproga «por falta de traballo», que la central vincula a la «inacción» de la empresa sobre las mejoras comprometidas en el pacto de viabilidad. La firma, consultada este lunes, no se pronunció al respecto.