Románticos emprendedores, aún quedan

A MARIÑA

PEPA LOSADA

13 oct 2024 . Actualizado a las 11:05 h.

Algunos, pocos, al menos lo tenemos claro. Hay que defender ese patrimonio económico tradicional que sostienen los autónomos. Más allá de la hostelería. Más allá del temor sobre los estertores de ALCOA. Por otra parte con una curva anunciada desde aquellos discursos inaugurales en 1980. Aprendí en el país de los vascos que no es posible reanimar a un muerto. Si es posible, necesario y eficiente, la creatividad con talento para crear nuevas iniciativas. A veces retrocediendo para avanzar.

Quedan emprendedores. Fernando Fra. Universitario. Apellido ilustre procedente de Iparralde. Estirpe de cazadores de ballenas que se quedaron en el puerto de San Ciprián. Ante esa nueva modalidad viajera con la casa-autocaravana cada vez más abundante decide y así lo hace crear un espacio dotado de todas las infraestructuras de atención al cliente. Es otra fórmula de hospedería adaptada a los nuevos viandantes camino de lugares no regulados por aglomeraciones. El lugar de asiento de la iniciativa, muy acertado. Es el caso de Santa María de Lieiro, su ría, con antecedentes de cinco artesanales carpinterías de ribera. Y lo que fue puerto de las Reales Fábricas de Sargadelos.

Pero sufre la competencia desleal y desordenada, incluso cochambrosa de quienes asaltan el espacio previsto por el Concello de Cervo para una docena de vehículos, que llegan a ser hasta sesenta, dando un paupérrimo aspecto a la hermosa costa que se divisa desde Punta Atalaya. Con escaso servicio, apenas agua y desagüe para vertidos orgánicos. La autoridad encargada de velar por el orden y los espacios de Costas, pasan por ahí y nada. Es como si no lo vieran o no les atañe la vigilancia de tales dominios en el litoral.

Otro ejemplo. Esos colmados como el de mi admirado Toñito de Xove. Ultramarinos Guerreiro. Ese pequeño comercio-tienda que nos asiste a la vieja y añorada usanza, con productos de calidad y propios de la comarca. A Campanilla en Cervo o Legaspi en San Ciprián. Tienen que sobrevivir frente a supermercados protegidos por ALCOA como alternativa a lo que fue un economato, hoy desaparecidos como tales tras una dura pugna con el pequeño ultramarino. 

Y, sobre todo, algo que nos hace recuperar los mejores tiempos con recuerdos imperecederos. Esa tienda " MIRAMAR DE ROSI ". No solo es posible comprar de todo lo preciso para la despensa o la nevera, es que tomarse un café o un vino del país en unas mesas desde las que se está disfrutando de la playa de La Concha, hasta la Anxuela, Mingarolo o esa mar que unas veces llega tranquila y otras enfurecida, es como poco un bálsamo para nuestras almas mientras conversamos o con la lectura de una novela que luego podemos recomendar a esos lectores que todavía no han cambiado el papel prensa o libro por la perversa máquina que promueve adicción con pérdida de libertad, ya que algunos/as se han creído pueden requerir la atención de la víctima del aparato hasta cuando queremos silencio y es música de fondo la que promueven las mareas.

Otra historia que me conmueve. Esa hermosa casa de piedra: Casa da Beira do Río. No hay muchas como esta. Deberían copiarla quienes se atreven a destrozar nuestra tradicional arquitectura. Muestra un hórreo. Persisten sus vigas en madera de carballo. Un hermoso patio y la proximidad de esos pasos que fueron junto al puente medieval, fórmula para caminar desde el continente hasta las islas San Cyprianus.

Lo pequeño se hace grande por su belleza y su carisma. Y sobre todo anima a los emprendedores para arriesgarse a crear iniciativas que son la sonrisa de nuestras parroquias. Pero que injustas son las zancadillas que se les pone a esas delicadas tiendas o servicios, además con la aquiescencia de quien les debería proteger.