De cuando en vez hasta la televisión promueve reflexiones que somete a debate socio cultural. ¡Qué bien, lástima que no abunden tales iniciativas! Me voy a referir al impacto histórico que observo en mis proximidades teniendo en cuanta la edad media de mis vecinos, la esperanza de vida o dicho en román paladino el espacio de los mayores-jubilados-pensionistas-abuelos/as, generaciones con abundantes conocimientos y servicios prestados. Me ha despertado curiosidad y ganas de intervenir ese programa sobre el EDADISMO.
El edadismo se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación con políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas. Tal fenómeno sociológico debería tener tantas o más reflexiones defensivas o reivindicativas que el feminismo.
Como viejo profesor de Salud Pública no sólo he sido fundador de la Sociedad Regional Norte de Geriatría y Gerontología, llevé al Parlamento Vasco en mis cinco legislaturas los problemas crecientes del envejecimiento poblacional A muchos sólo parecía importarles el gasto en pensiones y cuidados. A los más jóvenes, sus prisas y potencia les antojaban que nunca llegarían a ser venerables ciudadanos que por entonces situábamos como "tercera edad". Tuve que recordar muchas veces en aquel Parlamento que presidía la escultura de Basterretxea como personalidades muy entradas en años, habían sido decisivas para la historia de la humanidad. Churchill. Adenauer. Picasso. Jrushchov. Ghandi.
Saramago. Antonio López. Simón de Boudoir. Chavela Vargas. María Dolores Pradera, y un largo etcétera. No sólo debemos recordar y garantizar que el derecho no se extingue con la edad. No sólo es fundamental para la partitocracia el voto de los mayores. No sólo es justo reconocer que han sido los jubilados con sus modestas pensiones sustento para muchas crisis económicas sufridas por los jóvenes. Más allá de la evolución positiva en las facultades que conservamos los veteranos está algo que no tiene precio. Tenemos tiempo y experiencia. Añado. hemos sido capaces de adaptarnos y aprender el manejo de herramientas de toda índole cuando salimos de una Escuela Nacional del pizarrillo, pizarra, tintero de loza blanca y enciclopedia Álvarez. Veremos los que vienen detrás como se adaptan a la inteligencia artificial.
Siempre han sido muy útiles para los investigadores, las epístolas y la tradición oral. Hoy casi no se practican, la inmediatez de los celulares y el ensimismamiento que promueven son enemigos de la tertulia, lectura y escritura. Y lo que peor llevo. La falta de relaciones intergeneracionales.
Conducen a la soledad de unos y la indigencia cultural de los otros, en medio de una alarmante falta de respeto que empieza por desechar el patrimonio del pasado donde hay muchas respuestas para el futuro. (En la imagen, el encuentro anual de abuelos y nietos en O Vicedo).