Riotorto tiene algo especial, eso parece; algo como un imán que atrae la suerte porque ahí casi siempre toca algo en la lotería o en los juegos de azar. Por estadística no debiera de ser así, es una localidad pequeña y las posibilidades son muy reducidas; sin embargo, ahí siempre toca, es rara la vez que no cae siquiera un pellizco.
Ahora en el sorteo de la lotería del Niño fue un décimo del segundo premio, 75.000 euros, despachado por máquina. A saber a quién, a alguien que pasaba por allí, a lo mejor a un mariñano. Pero es que el año pasado fueron casi once millones de euros, correspondientes a un quinto premio (37038) del sorteo de Navidad, como recordaba Gemma López, empleada de la administración de la localidad, As Rodrigas.
Y así más pellizcos, aunque el del año pasado no fue un pellizco, fue una millonada. Ahora muchos mariñanos que pasan por Riotorto paran ya a coger un décimo o a tentar a la suerte con uno de los juegos de azar en As Rodrigas. Es ya como un santuario con parada obligatoria. Son rachas, es verdad, pero hay que aprovechar mientras venga el viento a favor.