Ayer, sábado, un conductor falleció y cuatro personas resultaron heridas de gravedad en un terrible accidente de circulación a primera hora de la tarde en la recta larga de Cabreiros, en la LU-540 (Viveiro-Cabreiros). Una fuerte granizada que cayó en ese momento, en torno a las 15 horas, desencadenó el trágico siniestro, un violento choque frontal entre dos vehículos en un tramo recto.
Uno de los conductores, herido grave, había salido poco antes de Viveiro; es madrileño, parece ser que se dirigían a su destino de origen en un Audi. Las granizadas son muy peligrosas, sobre todo muy traidoras. En cuestión de segundos te juegas la vida; un minuto después la carretera queda limpia, parece que nada haya pasado, que el peligro fuese producto de la imaginación. El conductor del otro vehículo, un lucense como informaba La Voz, falleció en el mismo momento a consecuencia de la fuerte colisión. Hubo usarios que debieron de ser excarcelados.
Cuando no es una granizada o la nieve ahora en invierno, son animales que irrumpen constantemente en esa carretera, la LU-540. Jabalíes, corzos, golpes (antes también eran caballos), doy fe; llevos dos accidentes con jabalíes y con un corzo en la misma recta de Cabreiros. Podrían ser bastantes más, pero coincidió que atravesaron la carretera cuando yo aún me encontraba suficientemente lejos como para poder maniobrar y evitarlos o frenar. Es una tómbola de la suerte, lo he escrito más de una vez y de dos y de tres.
Necesitamos mejores carreteras; carreteras en condiciones. La Xunta anunció la mejora de la LU-540 entre Viveiro y Cabreiros; hay carteles enormes instalados que informan sobre las obras. A ver si es verdad y no se eterniza. Es muy necesaria.