
Último viernes de febrero loco. En el reino de la lluvia. al medio día algunos rayos de sol para que inicien su aparición las chiribitas blancas. Vieja escuela con recuerdos de olor a tiza. GALDO, que fue concello al que se podía llegar tripulando una gabarra por el padre Landro. Acudimos a la cita, casi como un bautismo en una parroquia de Britonia. Nace una orquesta con nombre que recuerda aquella ciudad del Caribe que fue capital de provincia española y acogía la mayor cantidad de gallegos en el mundo. TROVA DE LA MARIÑA. Al menos tres generaciones de músicos la componen.
No será un día cualquiera. Recordaremos que Viveiro fue cuna de tantas y tantas orquestas. O como nuestra provincia de Mondoñedo celebraba bailes en elegantes salones y aquel casino que se reflejaba en la ría, mientras a su lado el hotel Venecia, hoy Conservatorio de Música, acogía a visitantes postineros.
Cada acontecimiento tiene tres elementos socio culturales. Alguien con personalidad y conocimiento para impulsarlo. Un mensaje que conecte con la sociedad y la oportunidad para responder a una demanda.
LINO RICO, un brillante historial como maestro, compositor e intérprete. ¿Quién le dice no al gran pianista que actuaba con Mari Trini en el salón del Gran Hotel de Lugo, o daba ritmo muy particular en nuestra inolvidable orquesta Variedades? Somos afortunados con su dedicación a la música. ¡Que nunca se pare, que no se canse, que siga navegando entre las olas del pentagrama! En tiempos de música enlatada o creada por mecanismos japoneses, aderezado con efectos especiales y movimientos teatrales de quienes hacen de polichinelas, encontrar, reunir y ensamblar a tres generaciones de músicos que no solo dominan los instrumentos, resulta ciencia y arte pues además son felices tocando en directo. Y es que un músico de verdad es un artista que como el médico, nunca deja su profesión, la lleva dentro y necesita compartirla.
Compartir un tema musical es, desde que el mundo se constituyó en sociedades humanas, crear un sonido que penetra por los poros de la epidermis y llega hasta lo más profundo del alma, imponiéndose a otros sentimientos o acompañándolos en momentos de toda índole para el estado de ánimo. Y ahí es donde la voz se alza como lo hacía Orfeo entre los Argonautas de Jasón.
Esa es la voz de Margarita Gutiérrez. Limpia, suave, intensa en la llegada y uso del amplio abanico de los tonos. Dama elegante, capaz para la copla, el bolero, y las más inmortales interpretaciones que son historia de la música, desde el cine y desde luego con la poesía. ¡Quién canta bien reza dos veces! Quien canta bien es el mejor de los poetas, rapsoda e intérprete literario que logra hacer popular las obras de los mejores escritores mundiales.
Había y hay demanda. Las caras de alegría de los asistentes. El recuerdo de aquellos que a buen seguro estaban entre las notas de cada melodía. Cardís, Arcadio Mon, Tito, Carolino, Ramón Amor, Mariño, Canana. Marcelino Caracas...Necesitábamos regresar al pasodoble, chachachá, cumbia, tango canyengue, vals o corrido mejicano. Entre otras razones para soñar con aquellos salones como Miramar, Bahía, Chipe, o salas de fiestas como El Cariñés.
Hoy cualquier ruido dicen que es música. Hoy cualquier danza corporal semejante a la marcha de mal de San Vito dicen que es baile. Hoy algunos quieren darnos lecciones y nos atontan con sus artilugios. Hoy nada es como antes, cuando no solo nunca pasamos hambre, es que nos alimentábamos desde la mar y con la cultura que por ese camino infinito nos llegaba con la música.