Aquel cine de hace 60 años que fue una «revolución»

A MARIÑA

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La cinta de «Lo que el viento se llevó» y las demás llegaban en el coche de línea de la Empresa Ribadeo

25 mar 2025 . Actualizado a las 21:02 h.

Hubo mariñanos que cuando regresaron de hacer las Américas aportaron a la Comarca Galaico Cantábrica sus experiencias y deseos emprendedores. Comenzaba a fraguarse lo que se llamaría sociedad del ocio. Tras un trabajo semanal duro, sin liberados sindicales, una vez cumplidas las obligaciones para con la Iglesia, había que buscar fórmulas de entretenimiento. Sin duda los salones de baile que reinaban en cada parroquia contribuyeron a tal propósito. Pero lo que reunía propaganda de otros mundos, con sus héroes y sus villanos, guiones que desde las pantallas cinematográficas hicieron soñar y desde luego esa manera de entretener al personal de todas las edades, fue el cine.

Uno de los hombres que más aportaron al desarrollo de esa sociedad del ocio dominical en mi puerto, que debería ser recordado por el Concello con alguna distinción. Posiblemente con una calle. PABLO DIAZ YAÑEZ -Paulino-. Fue el creador del hermoso e inolvidable salón Miramar- También casa de huéspedes y comidas. Pero el momento revolucionario tuvo lugar en 1965.

Pide permiso y la Comisión Municipal Municipal de Cervo y tras conocer el proyecto que supervisa favorablemente el Arquitecto A. Tranrairo Brochón así como demás permisos facultativos, concede al gran Paulino autorización para construir un edificio con las comodidades necesarias y medidas de seguridad para cinematógrafo, además de asegurar que tal actividad no será molesta, insalubre, nociva o peligrosa para el vecindario -algunos deberían tomar nota-.

El día primero de junio de 1966 tuvo lugar la inauguración con la presencia de las corporaciones locales presididas por Taladrid y Pardiñas. Tal año fue muy especial y rico en acontecimientos. Concesión de la Cruz de Alfonso Décimo el Sabio a Don Francisco Rivera Casás por su labor como maestro. También y por fin se reanudaron las obras del muro para La Anxuela y así proteger a La Concha de San Ciprián, donde atracaban las lanchas de bajura. Se aprobó y puso a información pública las obras del alcantarillado.

Pero volvamos al cine de Paulino. Una de las mejores anécdotas. Llegaban en el coche de línea de la Empresa Ribadeo las bobinas conteniendo las películas que ponía en la máquina Arturo con su ayudante José Manuel -Virutas-. Uno de los grandes acontecimientos fue la llegada de la gran obra del séptimo arte «Lo que el viento se llevó». Larga, con muy buena música y aquella inolvidable historia cargada con momentos y frases que habrían de quedar para siempre.

Pero en el fragor del estreno y con el cine repleto hasta la bandera, las bobinas se barajaron y el orden que debían llevar se alteró, de tal desgracia que al salir los asistentes cada uno tenía su propia versión, incluso contradictorias. Los comentarios fueron tan singulares que Paulino optó por repetir la sesión y esta vez con las bobinas en el orden preciso para poder conjugar el mismo criterio sobre la historia dónde la protagonista jura que nunca más volverá a pasar hambre.

A partir de la presencia del cine, no sólo hay cita para el ocio. es una ventana abierta a otros mundos lejanos dónde la propaganda de Hollywood con John Wayne y John Ford contribuyen a construir un mundo dónde los yankis son buenos, generosos y valerosos frente a los malvados pieles rojas. O aquel estilo tan americano de Humphrey Bogart con el cigarrillo Chester Fiel entre sus dedos. Se estaba terminando el tiempo para el tabaco de picadura y comenzaba la industria del rubio americano en cigarrillos.