La presunta víctima de una agresión sexual en Burela: «Me puso una navaja al cuello y me llevó a su casa para violarme»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

BURELA

El acusado de haber violado a una joven en Burela en el año 2019, sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Lugo.
El acusado de haber violado a una joven en Burela en el año 2019, sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Lugo. A. SISO

El acusado, vecino suyo, negó los hechos ante la Audiencia Provincial de Lugo, alegando que la relación fue consentida y que fue la chica quien inició el contacto entre ambos

28 jun 2022 . Actualizado a las 17:50 h.

Un joven vecino de Burela se sentó este martes en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Lugo, procesado por un presunto delito de violación. A las puertas de la sala segunda, la víctima, que relató un episodio muy violento que el arrestado negó tajantemente. Los hechos se habrían producido en el año 2019, después de que ambos regresasen a sus domicilios tras acudir a una fiesta popular en San Cibrao. La Fiscalía solicita para el acusado una pena de doce años de prisión. 

El juicio comenzó este martes con retraso debido a la tardanza del propio acusado. Incluso se llegó a dudar de la participación del mismo en el juicio dado que no conseguían contactar con él. 

Empezó la sesión con el testimonio de E. M. P., el procesado, que contestó tanto a las preguntas de la fiscal como a las de su abogada. Su turno de palabra se basó en contar una versión que presentaba todos los ingredientes de una relación sexual totalmente normal, consentida y de común acuerdo entre ambos. Negó en todo momento haber amenazado a la joven, como sostiene la fiscal en su escrito, y afirmó que «fue ella la que me pidió dormir en mi casa y la que se desnudó en mi habitación mientras yo estaba en la cocina».

El procesado, de esta forma, contó que conoció a esta joven aquella misma noche, tras volver de las fiestas de San Cibrao a altas horas de la madrugada. Según su versión, ella estaba sentada en un portal, sola, y le pidió si podía ir a dormir a su casa, ya que «se había peleado con su madre y no podía ir a su casa», afirmó el joven. 

Ni navajas, ni amenazas ni relaciones forzosas

«Me dijo que si podía venir a mi casa porque no tenía donde dormir, y que necesitaba fumar un poco de marihuana para relajarse y olvidarse de la pelea que había tenido con su madre», declaró el acusado ante el tribunal. Entonces, ambos emprendieron el camino, según él, de forma totalmente correcta. Llegaron a su domicilio, donde no había nadie, y ella se puso a fumar en el balcón. Cuando él fue a la cocina a hacer un café, ella se desnudó y se sentó en su cama, según dijo el joven. «Nos besamos y mantuvimos relaciones un par de veces. En ningún momento me dijo que no quería hacerlo ni nada parecido», comentó E. M. P, que hizo hincapié en que el nunca había tenido siquiera en su casa ninguna navaja, y que mucho menos había amenazado a la chica con ella.

Sin embargo, sí describió un detalle al final de su declaración que sorprendió a los miembros del tribunal. Y es que, al ser preguntado por el término de la noche y cómo la víctima se había ido de su casa, él explicó que ella le había pedido 50 euros al terminar la relación. «Me dijo que no tenía dinero y que si le podía dar 50 euros por el favor que había tenido conmigo al querer tener sexo esa noche. Yo le dije que de eso nada, que ella no era ninguna prostituta para pagarle por mantener relaciones. Ella se fue enfadada y creo que por eso me denunció, porque no le pagué», concluyó el chico.

«Él me decía: "Te voy a rajar el cuello si no me haces caso"»

Ella relató una versión completamente distinta. Tras un biombo de plástico y una cortina de sollozos, la presunta víctima contó una experiencia que definió como «traumática». Aquella noche de abril del 2019, siempre según su testimonio, la joven acudió a las fiestas de San Cibrao. A altas horas, regresó a Burela, con la intención de dormir en casa de un amigo. Cuando llegó a su portal, apareció el acusado. «Me vino por detrás y me empezó a amenazar para que me fuese con él. La gente que lo vio no hizo nada. Yo no grité ni dije nada porque le tenía miedo, pero les pedí ayuda con los ojos. Nadie me hizo caso», afirmó. 

Entonces, emprendieron el camino a casa del acusado. Lo que él relató con un paseo totalmente normal y consentido —de hecho, propuesto por ella—, la joven lo recordó como un viaje terrorífico. «Se sacó una navaja pequeña del bolsillo y me la puso en el cuello. Fuimos así hasta su casa. Yo tenía pánico de que me fuese a hacer algo. Él me decía: "Te voy a rajar el cuello si no me haces caso"», dijo ante el tribunal. 

Una vez en el domicilio, la presunta víctima afirmó que el acusado la forzó a mantener relaciones de forma violenta, a pesar de que ella se negó diciendo que no quería hacerlo y que sentía dolor. 

Incoherencias en el testimonio de la presunta víctima

Su declaración, sin embargo, estuvo llena de contradicciones, según expuso la abogada del acusado. Cuestionó el relato de la presunta víctima amparándose en el testimonio que dio durante la instrucción, en donde no hizo mención ninguna a la navaja que ahora sí decía recordar. Sin embargo, hace años le dijo a la Guardia Civil que sí conocía al joven previamente, y que incluso se había intercambiado wasaps con él aquella noche. Este martes, sin embargo, dijo no recordar esa circunstancia. También negó haber fumado en la casa del acusado aquella madrugada, pero los forenses encontraron restos de cigarrillos con su ADN en el domicilio. Ella, en todo momento, se justificó en que estaba «muy nerviosa» en su primera declaración. 

El fiscal pide para el acusado doce años de cárcel y que se le prohíba acercarse a la víctima durante otros quince.