Miguel Lago, cómico vigués que actúa este viernes: «Mi primer año y medio de vida lo pasé en Burela»
BURELA
El humorista, colaborador de El Hormiguero, guarda recuerdos de la localidad donde vivió tras nacer y que es parada hoy de su gira de aniversario «25 años de stand up»
18 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Sin presión ni expectativas, que a veces matan el arte, llega este viernes a Burela (Casa da Cultura, 21.00) Miguel Lago con su gira de aniversario «25 años stand up»: «El público lleva mucho tiempo respondiéndome. Hace muchos años que no aparezco por Burela. Creo que esta es una oportunidad buena de vernos. Hay que aprovecharla, por que no sé cuándo será la siguiente».
—¿Recuerda la última vez?
—Pudo ser hace diez años.
—¿Tiene buenos recuerdos o no?
—¡Hombre! Yo viví en Burela...
—[Sorpresa] ¡Anda!
—Es un dato desconocido para muchos. El primer año y medio de mi vida lo pasé allí. Nací en Vigo pero en aquel momento mi padre trabajaba en Burela, donde estuve un tiempo pequeño, recién nacido. De lo que me acuerdo de Burela es por lo que tiene que ver con retornos de mi familia a lo largo de los años. Como quedaron amistades de mis padres, tengo el recuerdo de ellos. Sin exagerar [sonríe] Burela forma parte de mi biografía.
—Seguro que algo burelense le habrá quedado en el subconsciente. No sé, que le pirre el bonito.
—Sí que tengo una imagen, no de un año de vida pero sí de cuando volví con 8 o con 9 años, y es la del oleaje. Tengo perfectamente grabada la imagen de tener que estar en casa por la fuerza del temporal. Eso sí lo recuerdo.
—Marca esa bravura del mar. Se le ve ese ramalazo al actuar.
—Puede ser. Creo que todos los que nos hemos criado con el mar cerca tenemos una manera de enfocar la vida que va desde el respeto pero no desde el miedo. Es lo que hay que tenerle al mar: nunca miedo, siempre respeto.
«Creo que todos los que nos hemos criado con el mar cerca tenemos una manera de enfocar la vida que va desde el respeto pero no desde el miedo»
—Desde el otro lado, el de la audiencia, habrá tenido reacciones incomprensivas con su humor.
—Si alguien se acerca a mí a decirme cosas feas, no lo atiendo. No llega a ese punto. Sí he tenido en platós de televisión algún rifirrafe, sobre todo en mi época en Todo es mentira, en Cuatro. Pero al final hay algo que he aprendido con el tiempo y es que si de mil espectadores en un teatro 999 terminan ovacionándome de pie y hay uno al que no le gustó la función, es algo anecdótico. Con el paso del tiempo he aprendido que no le puedes gustar a todo el mundo. Estoy tranquilo con eso, porque es la realidad.
—Esa sabiduría, ¿cuándo le llegó?
—Ahora tengo 43 años.
—Los 40 marcan bastante...
—Para mí los 40 fueron muy importantes. Fue el año que más disfruté. Después de la pandemia, que fue un momento de mucha introspección para todos y encontrarnos con una situación tan tremenda. Cada uno lo fue superando como buenamente pudo. Salí de los 40 años, es cierto, con una fuerza y una conciencia de quien soy, que hace que todas esas cosas que son negativas me importen mucho menos.
—¿Evolucionó como cómico?
—Siempre fui muy parecido. Es cierto que debuté con 18 años en El Club de la Comedia. Cuando veo esas imágenes, veo a un niño y siento, además, ternura por él. Digo ‘mira este chaval’... Lo que puedes contar con 18, 22, 25 años sobre todo, es gracioso pero no tiene gravitas (es la palabra). No tiene ese peso. Yo siempre digo que soy mejor cómico a medida que tengo más años. Cuando me presenté en traje y corbata e hice Soy un hijo puta, que eso ya es historia de la comedia en España, fue hace 15 años. Yo tenía 28, y con el traje podía pasar por algún año más. Empezó mi estilo a marcarse porque la propuesta estética acompañó mis textos.
«Sigo ilusionadísimo cada vez que me subo al escenario»
—Si uno recuerda el humor en los 80 ó 90, cambió bastante. ¿Hay hoy más sensibilidad?
—Soy un niño criado en los 80 y principios de los 90. Lo que pasa es que antiguamente no había redes sociales. Es la única diferencia. Para que alguien se quejara de un contenido en televisión tenía que escribir una carta, meterla en un sobre, ponerle un sello, ir a Correos, enviarla y confiar en que el departamento de turno la leyera, y le hiciera caso, cosa que no ocurría. Ahora, como es instantáneo... Aparte, gran culpa la tiene la prensa, que hace una noticia de tres tweets. Fíjate, hace poco subí un corte sobre la ansiedad en Instagram. Igual tendría unos 300 comentarios, de los que 292 serían «jajaja», «jijij», «qué risa», «qué estupendo eres». Y podría haber seis de «por favor, con la ansiedad no se puede bromear», en plan policía. Al día siguiente, un digital importante tituló «Las redes estallan contra el último chiste de Miguel Lago» y colocaron el pantallazo de esos seis comentarios. Podrían haber titulado «Miguel Lago triunfa y arrasa en Internet con su nueva broma». Ya es cosa nuestra como sociedad que lo negativo genere más clicks que lo positivo...
—Resuma estos 25 años.
—Como una gran ilusión. Sigo ilusionadísimo cada vez que me subo al escenario. Hago mucha tele pero cuento los días para el viernes y subirme al escenario.