ITG desarrolla bases desde donde operarán automáticamente o por control remoto
17 oct 2020 . Actualizado a las 17:46 h.Como para las naves sus nidos, para los drones son bases de alojamiento, de recarga, de despegue y de aterrizaje, y también se adaptan a sus tamaños. «Instalando una cada catorce kilómetros», con drones autónomos se controlaría toda la costa gallega, en tierra y mar adentro, en el radio de alcance de la aeronave no tripulada, explica Carlos Calvo, director del Instituto Tecnológico de Galicia (ITG). Programándolos, los drones vuelan de modo autónomo por la zona marcada, aunque también es posible dirigirlos remotamente. Equipados con cámaras térmicas que transmiten imágenes en tiempo real, ayudan a localizar a personas en apuros en mar y tierra, además de servir para detectar incendios forestales, entre otros cometidos.
Resultado de año y medio trabajo, los nidos de recarga inteligente y los drones de vuelo autónomo los han diseñado la unidad mixta de investigación formada por ITG y Star Defence Logistincs & Engineering (SDLE). La solución la han bautizado como Drone in a Box. Todavía no puede utilizarse, a la espera de que la Unión Europea cambie la norma. Anticipándose, ITG desarrolló esos equipos para usos civiles, con drones con más autonomía que los actuales, más inteligencia de vuelo, menores costes operativos y una mínima intervención humana.
Vuelan en largas distancias, más allá de la línea de vista del piloto y en períodos ininterrumpidos. De modo autónomo en recorridos prefijados o, dependiendo del dron, controlándolos remotamente en escenarios donde las operaciones resulten más complejas. Despegan y aterrizan verticalmente y regresan a su nido cuando les toca recargarse. Las bases pueden instalarse en casi todo tipo de ubicaciones.
Que no es ciencia ficción y que funciona lo demostró este viernes ITG, con ayuda de la Axencia Galega de Emerxencias (Axega) en el Centro Experimental Áncora, en San Cibrao (Cervo).
Demostró cómo funciona en un simulacro
ITG probó el equipo en un simulacro de rescate de un pescador en apuros en San Cibrao. Primero con el dron autónomo y después con uno controlado por Axega, que transmitía imágenes en tiempo real y en secuencias a un puesto de mando de Axega.
Ante varios medios de comunicación, a orillas del Cantábrico, en el Centro Áncora, el simulacro de busca y salvamento comenzó cuando un pescador recreativo alertó al 112 de que había caído en unas rocas. Acabó en una zona de difícil acceso y complicada de ver tierra y mar, como demostró la lancha Salvamar Shaula, de Salvamento Marítimo, que cooperó. Axega avisó a Áncora, ITG activó el DroneSafeBox, prototipo del Drone in a Box, y la aeronave despegó. Transmitió imágenes del área que sobrevolaba, halló al pescador y, conocida su ubicación, tocaría que medios de rescate saliesen a recogerlo.
Áncora, el centro experimental de San Cibrao donde se probó, apuesta de futuro de Cervo
Además del director general de ITG y de técnicos, así como de personal de Axega, a la prueba del prototipo asistió Alfonso Villares, alcalde de Cervo. El Concello le cedió a ITG la parcela del polígono industrial de Cuiña donde se ubica el Centro Áncora. Recordando que hace cinco años comenzaron a hablar del recinto de vuelos experimentales no tripulados, Villares lo describe «como unha aposta decidida polo I+D+i como valor seguro e con gran proxección de futuro». Sitúa a Cervo, añadió, «no mapa da vangarda tecnolóxica, diversifica a actividade e abre novos nichos de mercado» en un sector en auge como el de drones.