La Queimada Popular se celebra este sábado por la noche, tras el Mercado Tradicional por el día
16 ago 2024 . Actualizado a las 21:42 h.«Mouchos, coruxas, sapos e bruxas. Demos, trasnos e diaños. Podres cañotas furadas, fogar de vermes e alimañas». Es inconfundible comenzar a recitarlo y saber que hablamos del famoso esconxuro, que cada año suena en boca del Bruxo al ritmo con que remueve con su cazo el pote en Cervo, donde muchos litros de aguardiente arden hasta que la llama pierde fuerza dando como resultado un brebaje especial que podría evocarnos a la poción mágica que daba brío a Obélix. Es, sin duda, un preparado energético que bebe, nunca mejor dicho, de fuentes ancestrales y alquímicas. Es una fórmula clásica en el recetario gallego que atraviesa sus propias fronteras, que puede servirse en cuncas de barro o, en el caso cervense, también en casa en un juego diseño de Cerámica Sargadelos y que hay en las vitrinas de muchos hogares dentro y fuera de A Mariña como seña identitaria. La Queimada Popular de Cervo es el nombre oficial de una fiesta que precisamente comenzaba, décadas atrás, a modo de recibimiento y agradecimiento a los cursillistas de las Experiencias de Tecnoloxía e Escola Libre, que organizaba desde 1972 el mismo complejo industrial de referencia en el municipio, y en Galicia, a través del Seminario de Sargadelos.
La queimada número cero se elaboró en una amasadora, haciendo de maestro de ceremonias Nando Blas. Hoy en día ese papel lo cumple Gabriel Vizoso, con su atuendo tan particular, que realmente es un traje regional y ecológico formado habitualmente por tres partes: coroza, carapucho y polainas. Son numerosos los turistas que no pierden la ocasión para hacerse un selfie con él o reaccionar a carcajada limpia ante el colofón del esconxuro: «...e queimo o espantallo porque me sae do carallo!». Es como un mantra.
Edición número 46
La Queimada Popular de Cervo llegará este sábado 17 a la edición 46. Poco le falta para el medio siglo. La organiza cada año la Asociación Cultural Airiños do Xunco, con la colaboración del Concello de Cervo. El evento principal se desarrolla en el entorno de la Praza do Souto a partir de las once de la noche, incluyendo la bajada desde las Escolas Vellas de la comitiva, con el carro del Bruxo iluminado por los fachos y un tanto aterrante por el andar sigiloso de las meigas, al lado, que a veces se cuelan entre el público y dan el toque thriller. El puente del río Xunco acaba formando parte del escenario, como si fuese un portal que se abre a otros mundos pues hay que recordar que el llamado «inframundo», con las brujas y el castrón, es un claro protagonista de la representación cervense, que termina con una sesión de fuegos artificiales. Las «forzas do ben e do mal» luchan en una escenificación donde el «pueblo» trata de buscar el equilibrio tan necesario entre esas energías, yin y yan. Es como un mensaje subliminal para nuestro día a día y que, solo en este caso, finaliza con fiesta, bebiendo la queimada preparada con varios litros de aguardiente y en cuyo reparto las meigas ya cambian de rol, repartiéndola con jarras y dejándose fotografiar por parte de los espectadores. La cita festiva terminará con música, de Ruxe Ruxe, Charanga Evaristo y Discomóbil Conxuro.
Lucía y Laura Peña Rouco, hermanas tras el guion y la escenificación: «Con nervios»
La esencia de la Queimada Popular de Cervo es siempre la misma y se conserva así de lozana. Aunque se permiten variaciones como en el caso de la escenificación en la Praza do Souto, bajo un guion y ensayos previos, desde finales de julio, en los que dos hermanas, Lucía y Laura Peña Rouco, agitan la batuta. La idea teatral de este año sería, explica la primera, sin necesidad de hacer spoiler: «Segue sendo a mesma base de sempre: unha batalla entre o ben e o mal. Neste caso, o mal está representado por unha muller de Cervo, xulgada por acoller no seu muíño en noites de luar a mulleres do pobo que se sentían menospreciadas polos seus homes, simplemente por saber máis ca eles ou non ter descendencia». Se presume cierto aire feminista, ¿verdad?
Apunta Lucía Peña sobre la labor que llevan a cabo: «É complicado facer o guion e dirixilo ao final tamén, montar as escenas... Ainda que se fai por gusto, leva tempo pensar todo moito». Sobre todo cuando un objetivo es no repetirse mucho con respecto a anteriores. Apunta que son unas 40 las personas que participan activamente en la representación cervense. «Tamén hai moita xente nova _subraya_. Para ir de meigas hai moitas rapazas novas, sobre todo de Cervo, igual que xa participan fillos de pais que tamén fixeran a queimada, incluso algún neto pode haber». Cada año se busca también algo de efecto sorpresa, que además del hilo argumental se consigue en el outfit de las meigas.
Las hermanas tiene recuerdos vivos de la Queimada cervense desde temprano: «É algo que levamos facendo dende sempre, dende nenas. É algo esencial en agosto e vivímolo de forma especial porque creas un vínculo».