UNA GRAN PEQUEÑA AFICIÓN. La mariñana Tareixa Lorenzo, que vive en San Cibrao (Cervo), de oficio cartera en Foz, ocupa parte de su ocio recreando espacios en clave mini y dando valor a pequeñas cosas
23 dic 2024 . Actualizado a las 21:24 h.Un buen día, Tareixa Lorenzo compró un armario. «Era pequeniño e pensei en enchelo», dijo observando cómo apenas era mayor que su mano. Y llegó la gran pregunta: «Como?». A partir de ahí, nació en ella una afición particular de la que desconoce incluso qué nombre puede irle como anillo al dedo (meñique): «Miniaturista quizás? Non me parei a pensar». En Internet ya vemos webs y perfiles, por ejemplo, sobre el furor de la minicocina o el encanto de un jardín en miniatura, que parecen evocar juegos infantiles. «Cando era nena, as cousas moi pequeniñas chamábanme moito a atención», dice ella. Con plastilina y cajas de cerillas ya creaba, recuerda esta cervense de San Cibrao y cartera en Foz. Quedó aparcado. Pero no en el subconsciente: «De súpeto, vin algo na tele, nun programa deses raros. Unha americana tiña un armario moi pequeno e enchíao de recordos. E dixen... ‘que boa idea, teño que facer algo así!». Fue el punto de partida contar con su propio armario y llenarlo con sus propios recuerdos y gustos: «E xa non era un armario, eran escenas e moitas máis cousas... Personalizables, por suposto!».
Quizás su afición se resuma en este poético fin: «Ver a pequena alma que teñen as cousas, a segunda vida que teñen os obxectos. Eu, nun tapón de plástico vexo un sombreiro». Su creación en miniatura está ligada al reciclaje. De hecho, también recurre a latas de conservas, grandes y pequeñas, o a materia orgánica, como restos de podas y maderas... Verdaderos tesoros aptos para sus minimetamorfosis, que divulga en su cuenta de Instagram @lilliputwayoflife. En ella hace honor a Lilliput, la nación insular ficticia de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift que no hallaríamos ni con GPS y... ¡estaba en Galicia!
SUS REFERENTES
Es cierto que el arte no es algo nuevo. Obviamente, Tareixa sigue sus propios referentes: «Teño moitos, como Mara García-Verdugo que para min é básica. Aproveitas todo o que sae nas redes pero, despois, ti ideas e mesturas. É o que me gusta disto que empecei hai dous anos, que vas creando por ti mesmo, sacando materiais de todo, con novas técnicas. Volvo repetir: a reciclaxe é básica e sacar a segunda vida das cousas tamén». Sus resultados son especiales. De momento, crea cosas para ella «e regalos para a xente que aprecio», señala. «Todo é moi personalizado, poñer algo da persoa á que lle regalas e que a defina ou unha foto deles ou dos seus cans», añade. Habitualmente, este tipo de trabajos suele realizarse en una escala 1:12, «pero ás veces chega a ser incluso máis pequena», apunta, aunque no llegando al nivel del belén que el Gobierno de Lituania regaló al papa Francisco, literalmente microscópico.
Ella hizo en versión mini el taller de su padre, una moto de Correos, despachos, cocinas y comenzó una serie sobre Las Sonatas de Valle-Inclán en latas de mejillones. También realizó la réplica de un libro de su hermano Javier, As gaivotas de Cabo Morás. ¿Siguiente proyecto?: «Quero facer un pequeno bosque nun farolillo de Ikea descatalogado». Tareixa no quiere que ponga punto y final al reportaje sin citar a su compañera Rosa: «É a miña provedora de latas». Lo hace sin dar la lata, sino agradecida.
FOTO: XAIME RAMALLAL