En sus primeros años como maestro en Foz escribió contra políticos y caciques
30 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Noriega Varela fue «un astro de primera magnitud que alumbra con sus poemas el corazón saudoso de los emigrantes». Era católico y tradicionalista y en sus primeros años como maestro en Foz escribió en defensa de las reivindicaciones agrarias y contra los políticos y caciques de la Restauración. A uno de ellos -Montero Villegas, diputado liberal por Mondoñedo- le molestaba el carlismo de su familia, sus ácidas críticas y su independencia. Y promovió su destierro a Calvos de Randín (Ourense). En 1925, Antonio Piñeiroa, presidente de Mondoñedo y sus Distritos en Buenos Aires, escribió a Primo de Rivera pidiéndole que Noriega «sea promovido a un puesto más en consonancia con sus cualidades intelectuales y que le permita disfrutar de un medio económico más duradero para sí y para su familia»…
La carta tiene fecha del 3 de diciembre de 1925. Está suscrita por Piñeiroa y por presidentes de sociedades emigrantes que «representan a 25.000 ciudadanos». Le piden al presidente del Directorio Militar que interceda por el entonces maestro de Trasalba (Ourense) que «fue arrancado del puesto que ocupaba en Foz por obra de un político influyente que ha querido así ahogar la santa rebeldía del poeta singular».
La Inclusa, Foz y Vilaxoane
Noriega (Mondoñedo, 1869) estudió en el Seminario pero no pudo ordenarse sacerdote al negarle Roma la dispensa por ser hijo de madre soltera. Algún biógrafo señala que su padre fue Francisco Rodríguez Pillado, presbítero fallecido en Vilaxoane (Foz) en 1915. Tal vez por ello, su madre entregó al niño en la Inclusa aunque dos años después lo reconoció como hijo natural y lo recuperó. Al no poder ser cura, se hizo maestro y tuvo en Fondós (Foz) su primer destino de 1901 e 1910. En Foz se casó en 1902 con Ramona Bello Mariña con la que tuvo seis hijos _cuatro murieron_, fue amigo y contertulio de Camilo Cela, Constantino Vázquez, Blanco Muinelo y Villar Ponte, y escribió en la revista local ¡Guau… Guau! agrios poemas hasta que el hijo de Montero Ríos -cacique, diputado y senador liberal- aprovechó un expediente del Ministerio de Enseñanza para desterrarlo en una aldea próxima a Portugal.
Piñeiroa informa a Primo de Rivera que Noriega acató «con resignación cristiana» su destierro y ejerció «su santo ministerio con la mayor pobreza». Le recuerda que engrandeció Galicia por ver su obra traducida a lenguas sajonas y escandinavas, tener una calle en Mondoñedo y ser miembro de la Academia de Ciencias de Portugal y del Instituto Histórico de Minho. Concluye que, por todo ello, Galicia tiene una deuda con él que debe satisfacer y que son ellos -«los ausentes del lar nativo, los que soñamos una patria superior a todas»- los que rompen un silencio injusto y prolongado y los que confían que los altos Poderes del Estado «satisfagan los unánimes anhelos de justicia que pedimos por intermedio de Vuestra Excelencia».
Fotos: Archivo Martín Fernández y revista «Do Noso Lar»
Barro le garantizó su sueldo si la República lo represaliaba por no retirar el crucifijo del aula
El homenaje a Noriega Varela no llegó hasta 1946 cuando ya estaba jubilado y vivía en Viveiro, tras pasar por las escuelas de Graña de Villarente (Abadín), de 1926 a 1932, y Chavín (Viveiro), de 1932 a 1939. Pero tampoco ese reconocimiento gustó al poeta. La Comisión del Homenaje, que presidía Leal Insua, habló de su enfermedad y de su precaria economía y se trasladó a la opinión pública la idea de que estaba en la miseria.d Aún así, le entregaron un ejemplar de la edición definitiva de su obra completa D'o Ermo el 12 de noviembre de 1946, un año antes de su muerte, en un acto delante de su segunda esposa, Dorinda Almansa, y de sus hijas Dolores, Carmen y Ana María, cuando él ya guardaba cama. Noriega se proclamaba galleguista pero no nacionalista.
Ya en 1921 Risco arremetió contra él en una carta que dirigió a Losada Diéguez y que reprodujo el citado Freixeiro Mato: «Nin Peña Novo nin Otero Pedraio son galeguistas, sobre todo este último. Son da pandilla do canalla Noriega e do asqueroso fiscal».
Con la República chocó tambien por sus convicciones católicas y tradicionales. Sobre todo cuando las autoridades ordenaron la retirada de los crucifijos de las escuelas. Él estaba al frente de la de Chavín y se negó en redondo. Hasta tal punto que lo amenazaron con expedientarlo y expulsarlo de la enseñanza. Pero ni así.
Claro que tenía el respaldo de su amigo de infancia, el gran industrial y emprendedor, José Barro, que levantó el complejo industrial de Chavín: «Ti non te achantes, que si te botan do ensino eu garantizoche un soldo igual ao que che da o Estado», le dijo. Y no se achantó.
El corazón saudoso y el decidido apoyo para editar sus obras
Noriega fue querido y valorado por los emigrantes. Su autenticidad, su mundo labrego y secular, su Galicia virgiliana saciaba como nadie su corazón saudoso. Y ello a pesar de que fue muy reticente con la emigración porque suponía la quiebra de la vida tradicional que él defendía y porque era la cara de un inconformismo del que carecía. Pero, a pesar de ello, siempre encontró generoso eco y apoyo entre los emigrantes. Fue amigo de muchos, escribió en sus mejores publicaciones -Céltiga, Eco de Galicia, Vida Gallega- y recibió su homenaje en As San Lucas de 1930 -con Leiras y Pascual Veiga- con la colocación de una placa en su casa del viejo Pasadizo del Cantón en Mondoñedo. Pero la gran ayuda llegó en 1920 con su libro Do Ermo que fue un gran acontecimiento en las letras gallegas y su consagración como extraordinario poeta.
La primera edición la hicieran, por su cuenta, Losada Diéguez, Vicente Risco y Arturo Noguerol, de la Irmandá Rexionalista de Ourense. Encargaron la portada a Castelao, que dibujó un ermo nevado azotado por el viento en el que sobresale un cruceiro alumbrado por un farol, y firmaron «Antón Noriega Varela». Esa primera edición, que se agotó de inmediato, no gustó a Noriega, según Freixeiro Mato. La segunda fue costeada ese mismo año por los emigrantes y es igual que la primera pero la portada -ya no de Castelao- es una mujer y dos niñas al lado de una iglesia y la firma dice «Noriega Varela».
Los mindonienses Víctor Domenech -amigo y mecenas suyo relacionado con Acción Gallega de Basilio Alvarez- y Fernando Lorenzo Rico fueron los organizadores de la velada en la que se recaudaron fondos para él y para esa 2ª edición, en la que tambien colaboró Mondoñedo y sus Distritos.
Do Ermo tuvo una 3ª edición, en 1929, en Mondoñedo, a cargo del Centro de Acción Social Católica que fue de gran importancia al incluir 21 sonetos nuevos. Y una 4ª en 1946 promovida por una Comisión de Homenaje al poeta, formada en Lugo por Leal Insua, Trapero, Nazario Abel, Purificación de Cora, Julia Minguillón y Díaz Carreira.