La crónica se iniciaría en la segunda mitad del siglo XVIII con José Corral Blanco, boticario de la ciudad que se casó con Juana Rodríguez del Riego y tuvieron cuatro hijos
16 feb 2020 . Actualizado a las 13:43 h.En Cien años de soledad, García Márquez cuenta la epopeya familiar de los Buendía en Macondo, la ciudad por ellos fundada. Una historia de soledad de siete generaciones por las que pululan 17 Aurelianos y muchos José Arcadios y Amarantas. En Mondoñedo ?ciudad también propicia al realismo mágico, como probó Cunqueiro- se podría hacer una novela similar con la saga de médicos y escritores que, a partir del patriarca Dimas Corral Rebellón, contó con cinco generaciones médicas seguidas con el nombre Dimas.
La crónica se iniciaría en la segunda mitad del siglo XVIII con José Corral Blanco, boticario de la ciudad que se casó con Juana Rodríguez del Riego y tuvieron cuatro hijos: José María, párroco de Vilameá, Rita, María y Luis Corral Rodríguez, también farmacéutico. Este, que nació en 1784, contrajo matrimonio con Javiera Rebellón Canel, hija de Ramón Osorio Rebellón y de Tomasa Canel, dos hidalgos hacendados con numerosas propiedades en A Mariña y O Valadouro.
Luis Corral era un hombre culto y relevante escritor en gallego, castellano y latín. Fue uno de los pocos poetas conocidos de la Escuela mindoniense de Cantores do Nadal. El cronista oficial de la ciudad, Lence Santar, recopiló y conservó varios poemas escritos por él y, en especial, uno que dedicó y envió a Isabel de Braganza, reina de España y segunda mujer de Fernando VII. Luis ?que murió a los 46 años- y Javiera tuvieron un solo hijo, Dimas Corral Rebellón. El primer Dimas de la saga vino al mundo en Mondoñedo en 1820 y murió en Lugo en 1868. Estudió en Santiago dos carreras, primero Filosofía y Metafísica y luego Medicina, y sacó un sobresaliente en todas las asignaturas. En 1846 se instaló en Ourense, donde nacieron sus tres hijos mayores y donde compaginó el ejercicio de la medicina con las clases de Filosofía en el Seminario de Ourense. Seis años después, se trasladó a Lugo donde fue un notable y popular médico, un singular poeta y un prolífico periodista redactor de El Eco de Galicia y La Aurora del Miño y colaborador del Correo de Lugo. En 1865, ya viudo, con 45 años, otorgó testamento y nombró tutores de sus cuatro hijos a Benigno Rebellón y a Joaquín Aller Presas.
Con este médico y filósofo se iniciaron en Galicia cinco generaciones médicas seguidas que llevaron el nombre de Dimas: Dimas Blas (Mondoñedo 1820), Dimas Joaquín (Ourense 1850), León Dimas (A Coruña 1884), Dimas Aureliano (A Coruña 1918) y Dimas José (A Coruña 1949). Miembros de esta saga perviven hoy en A Coruña, Mondoñedo, Cangas (Foz) y Viveiro a través de diversas uniones y parentescos con otras familias como los Rivas o los Michelena.
Dimas Corral Rebellón se casó con la compostelana Clara Aller Presas con la que tuvo cuatro hijos: las escritoras Clara (Ourense 1847), Consuelo (Ourense 1849) y Rita Corral Aller (Lugo 1853) y el famoso médico militar y Catedrático, Dimas Corral Aller.
Clara, la segunda mujer que publicó en lengua gallega en el siglo XIX, y sus hermanas Rita y Consuelo
Clara y Rita Corral Aller fueron de las pocas mujeres que formaron parte de la Real Academia Galega desde 1906. La mayor, Clara, vivió hasta los cinco años en Ourense pero se formó en Lugo, ciudad en la que, con 20 años, publicó A una flor en el Almanaque de Galicia del editor Soto Freire. Cuando murieron sus padres, en 1868, se trasladó con sus hermanas, Rita y Consuelo, a Santiago y publicó poemas en castellano en El Diario de Santiago, la Revista Galaica o la Revista Compostelana. En gallego escribió, al estilo de los Cantares Gallegos de Rosalía de Castro, en la revista La Ilustración Gallega y Asturiana. Fue la segunda mujer, tras Rosalía, en hacerlo.
Clara, que nunca se casó, marchó en 1884 a vivir con su hermano Dimas a A Coruña. Entonces, sus escritos aparecieron en O Tío Marcos da Portela (Ourense) y Galicia Moderna y El Eco de Galicia de La Habana. En estas dos últimas revistas dedicó un poema a su hermana Rita, fallecida muy joven en Ultramar. Su muerte y la orfandad en la que quedó su hija, Herminia García de Castro y Corral, motivaron el único libro, A Herminia, que Clara Corral Aller publicó en Pontevedra en 1891. Son 24 poemas que muestran la obra de una escritora en la que, como dice Aurora Marco, la nostalgia, las ilusiones perdidas, el tiempo ido, la tristeza y el escepticismo son fundamentales.
Las otras dos hermanas, Rita ?casada con José García de Castro y Calviño con quién tuvo una sola hija, Herminia- y Consuelo ?que se unió a Luciano Romero Quiroga, hidalgo de Portomarín, humanista y numerario de la Real Academia de Medicina- publicaron poemas y narraciones en periódicos y revistas nacionales y de la emigración.
Catedrático y médico militar que tardó 50 días en llegar a Filipinas
Dimas Corral Aller, el único hijo del primer Dimas, nació en Ourense en 1850 y estudió Medicina en Santiago y Madrid. Terminó la licenciatura con 21 años y a los dos meses ingresó en el Cuerpo de Sanidad Militar con el número uno de su promoción. Sus exámenes fueron de tal brillantez que el tribunal hizo constar, expresamente, que se le concedía el número uno por unanimidad de todos sus miembros según explica el doctor Dimas Romero Vázquez, hematólogo y miembro de la Sociedad Española de Médicos Escritores, en su libro Galería de Médicos gallegos ilustres.
A lo largo de ese año, el joven doctor ejerció como médico militar en Guadalajara, Logroño, Santiago, Madrid y Barcelona. Y al año siguiente, en 1872, embarcó rumbo a Filipinas tras ser destinado a Ultramar. Marchó en el mercante Emiliano y tardó 50 días en llegar. Allí logró la titulación de Médico Mayor, fue médico forense de las Islas Marianas y profesor de Medicina en la Universidad de Manila. Estuvo en ese país nueve años al término de los cuales regresó a España.
A su vuelta, se instaló en A Coruña y fue director del Hospital Militar y catedrático de Anatomía Quirúrgica en Compostela. En los años comprendidos entre fines del XIX y principios del XX fue uno de los médicos más renombrados y prestigiosos de la ciudad y aún de Galicia.
Dimas Corral Aller era un hombre culto, de carácter afable y abierto, inteligente y gran conversador. Fue admirado en su tiempo y por eso su obra y su actividad fue objeto de diversos estudios y trabajos. Estaba en posesión de la Cruz de Beneficencia, de la Medalla de Alfonso XII y de la Medalla de Mérito de la Orden Militar. Fue también miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía y vicepresidente del primer Colegio Médico de A Coruña.
Murió a los 53 años, ya viudo, en el Balneario de Mondariz aunque sus restos fueron trasladados a A Coruña. Estaba casado desde 1872 con la compostelana Constanza Santos y Sancedo, de la que no tuvo hijos.