El vandalismo en el curro de Campo do Oso recrudece un conflicto entre comuneros de Mondoñedo y A Pastoriza que dura más de un siglo
MONDOÑEDO
Los ganaderos de Santa María Maior apuntan como autores a los de Bretoña, que se desvinculan de los hechos
22 jun 2024 . Actualizado a las 09:26 h.Después de que personas desconocidas destrozasen el viernes de madrugada con motosierras el curro de la rapa das bestas de Campo do Oso, entre los municipios de A Pastoriza y Mondoñedo, los comuneros de la parroquia mindoniense de Santa María Maior apuntaron a que el acto vandálico está relacionado con la conflictividad por los terrenos que mantienen con los ganaderos de Bretoña, del concello limítrofe, una cuestión que está judicializada. La comunidad de propietarios pastoricense se desvincula de los destrozos y lamenta un comportamiento «que non ten xustificación algunha».
Ambas comunidades mantienen un enfrentamiento por unas 400 hectáreas que los mindonienses denuncian abierto y que los pastoricenses dan por zanjado. Para los comuneros de Santa María Maior, todo deriva del deslinde realizado, que «se fixo a partir do dos dous concellos e deixou unha zona de conflito, cunhas hectáreas que sempre defendemos que se declarasen como augas vertentes. Estamos pelexando coas Administracións para conseguilo», resaltan.
De este modo, reclaman que se respete «o aproveitamento dos terreos, porque esas parcelas foron utilizadas desde hai séculos polos nosos antepasados». Y por ello, señala su presidente, Miguel García, «cando realizamos o PAC ou o plan de ordenación municipal de montes, reflectimos que é unha zona de conflito».
Además, se quejan de que los comuneros de Bretoña levantaron, con la autorización del Ayuntamiento, un cierre perimetral y una gabia para evitar que los animales de los ganaderos mindonienses pasasen de una parcela a otra, «e que finalmente fixeron con bastantes metros de mais, o que provocou a correspondente denuncia ante Seprona, porque ademais levantárona ao pé dun regato».
Los comuneros de Santa María tienen claro que «foron os colindantes» quienes destrozaron el curro. «O prexuízo económico non é importante, pero que veñan cunha motoserra ao seu libre albedrío e deixen o curro desfeito, non ten pés nin cabeza. Constríuse co esforzo dos gandeiros desta zona e parécenos denigrante», lamenta García.
Los comuneros de Bretoña niegan con rotundidad relación alguna con los hechos. «A comunidade non é responsable destes actos vandálicos, e atribuírnos esta desfeita non ten ningún sentido», indica el presidente del colectivo, Luis Polo.
El dirigente de la asociación resalta que los terrenos que los ganaderos mindonienses califican como zona de conflicto son de la propiedad de la asociación que preside, que como titular realizó el mencionado cierre perimetral, y admite que la agrupación que se negó a la celebración de la rapa de Campo do Oso.
«Pero en ningún caso alentamos este tipo de comportamentos que non teñen escusa», sostiene. Polo entiende que la causa de la conflictividad se debe a la actitud de los comuneros del municipio limítrofe, «porque hai máis de cen anos nos que os seus animais pacen libres polas nosas terras, sen autorización nin consentimento, e sen que se fixese nada por tornalos cara outros lugares».
En el año 2009, La Voz publicaba que la rapa das bestas de Campo do Oso peligraba por las desavenencias entre las dos agrupaciones. Pese al acto vandálico, la 45 edición de la cita ganadera sigue adelante, organizada por la asociación de criadores de caballos de pura raza gallega Puraga y la ganadería Xan das Bouzas. Tendrá lugar «cerquiña do curro, onde hai unha mangada, que se utilizaba para facer o saneamento do gando», expone García.