Marifé Sixto sigue en Alaxe con una larga tradición familiar de la mano de las abejas
23 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Dice Marifé Sixto que el 25 aniversario de Mel O Trobo, que se cumplirá el próximo septiembre, le da «ledicia e pena». Alegría porque cinco lustros después mantiene vivo el legado de su padre, y pena porque el principal promotor del proyecto ya no está. Pero su hija sigue la tradición familiar y ha conseguido lo más difícil, mantenerse. «Chegar aquí é un orgullo», afirma la apicultora de O Valadouro.
Sixto continúa una larga apuesta familiar por las abejas. Cuando la energía eléctrica estaba en pañales en España y las velas eran omnipresentes por las noches, las que fabricaba Aquilino Ben —que se vendían con un sello con las iniciales AB— a partir de las colmenas hechas en los cachopos de los árboles tenían fama en toda A Mariña. La hija de Aquilino, Pilar, tatarabuela de Marifé, era «a gran matriarca galega», y además de seguir con el negocio de la cera aprovechó la abundante mano de obra en casa para producir miel.
A la altura de la Guerra Civil, su familia estaba ya «na apicultura moderna. Os meus tíos-avós fixeran un extractor na fábrica de Chavín e producían máis que a maioría», indica. Durante el conflicto aprendieron a conducir, y con un autobús vendían cera y también miel en ferias de Viveiro o Cervo. El litro se pagaba hasta a mil pesetas de entonces.
El viejo extractor de zinc puede verse hoy en el museo de Sixto, que repasa cien años de tradición mielera. Marifé sueña con hacer también una muestra sobre el oficio cerero de su familia.
Con la obligación de tramitar el registro sanitario para vender en tiendas, fue Javier, el padre de Marifé, el que en el 1999 optó por registrar Mel O Trobo, a nombre de su hija. «Ao principio, pouco máis facía eu que recoller os premios», ríe Sixto, que se fue enganchando a la apicultura. Resume el éxito de Mel O Trobo con una clave: «Papá escolleu ben o sitio onde poñer o colmear e fan as abellas todo». Sus colmenas están en Alaxe.
Veinticinco años después, el cambio climático y la velutina sobrevuelan la apicultura. Por estos factores y también por falta de tiempo, Mel O Trobo produce hoy unos 800 kilos anuales, cuando llegó a despachar 2.000. Sea cual sea la cantidad, su miel es sinónimo de calidad y así lo demuestran los muchos premios recibidos. La producción mielera del Val do Ouro se ha revalorizado en Galicia.
«É fantástico porque como nunha colmea, todos somos importantes e ademais somos unha piña», indica Sixto, que agradece a todas las personas que colaboraron con su ya longeva marca.