Percebeiras de Rinlo: «Ir ao percebe coa túa nai é bonito pero tamén angustioso, cando se xubilou respirei»

La rinlega María José Fernández del Río, «Coté», cuenta que siempre tuvo en la cabeza ser percebeira. Así lo quiso desde que comenzó a acompañar a su madre, María del Carmen Río Martínez, que empezó a faenar al crustáceo de niña, a los catorce. Sin embargo, que su hija la acompañase en un trabajo duro y peligroso a Carmen «non lle facía unha graza», reconoce Coté, que se buscó la vida en otros oficios. La vida da vueltas y hoy es trabajadora del mar, como fue su progenitora, ya jubilada a sus 72 años.

Que madre e hija sean percebeiras no es habitual en Galicia, pero sí es frecuente en la localidad ribadense de Rinlo, un antiguo puerto ballenero hoy reconocido como lugar de postal y en el que históricamente no abundaron las oportunidades para las mujeres. En activo sigue María Asunción Fernández Álvarez, de 50 años, que faena con su hija, Elizabeth Lourenço Fernández, de 28.

«En todas as casas hai alguén que se dedicou ao percebe ou á pesca, ou que ten un parente que si o fixo. Hai compañeiras que xa tiveron avoas percebeiras e antigamente eramos máis nós que os percebeiros. Agora a cousa é un pouco máis equitativa», expone Coté, que tiene 42 años y que captura percebe en la zona donde, de niña, su padre trabajaba en una cetárea y ella aprendió a nadar.

Al contrario que Fernández, Lourenço comenzó en el oficio a disgusto. «Viña da hostalería, que era un sector moi escravo», indica. Su madre se había apuntado al curso y ella se animó también a probar. Cuando empezó tenía 19 años, «e era daquela a percebeira máis nova de toda Galicia», resalta. Hoy disfruta de su trabajo. «Gústame moito ir ao mar, agás cando chove. Hai unha sensación de liberdade, non te goberna ninguén», apunta.

Las relaciones entre madre e hija son siempre complejas, pero cuando el oficio es tan singular, ir a faenar se convierte en algo distinto. «Eu odiaba ir con miña nai», ríe Coté, «porque sempre tiña medo de que caera. Tamén é bonito, pero tiña moitísima tensión. Ao final da súa vida laboral era maior e hai sitios complicados», señala.

Un día, al salir a faenar, no encontraban a Carmen. «Pasaban os minutos e non a atopabamos. Impacta moito cando desaparece alguén, cando xa non o ves no mar. Tempo despois atopámola, caera estaba encaixada nun rego», relata su hija, que todavía se estremece al recordarlo. «É horrible, acabo de lembrarme e nin o quero pensar», señala. Ese día pidió a su madre que se jubilase, y así lo hizo. «E a seguinte vez que fun ao percebe respirei, foi cando máis tranquila estiven», subraya.

Sin embargo, la emoción es recíproca. ¿Cómo trabaja una percebeira sabiendo que su hija está corriendo un riesgo similar? «Reñindo todo o día para que non se meta neste ou noutro sitio», ríen.

Coté recuerda que «nunha ocasión estiven 45 minutos na agua sen que me oíse ninguén. Estiven meses sen poder volver traballar, porque se viña unha ondiña escapaba», relata.

Y con un oficio castigado por el furtivismo -«hai furtivos ‘fixos' en Rinlo, que arrasan a zona sen límites nin trabas, e por moito que denuncies non levan escarmento», lamenta Lourenço- y dependiente de los precios y condiciones climatológicas, madres e hijas rinlegas siguen afanándose para llevar a la lonja el manjar que algunos dicen que es caro.

Hoy se celebra la Festa do Percebe, con transporte público gratuito

Este sábado se celebra la Festa do Percebe de Rinlo, la exaltación gastronómica que pretende poner en valor el producto emblemático de esta localidad de Ribadeo.

Los asistentes podrán degustar el percebe a precios competitivos en la carpa que la cofradía de pescadores y mariscadores local instalará para la ocasión en la lonja. La fiesta contará con transporte público gratis en bus desde Ribadeo, tanto para ir como para regresar de la fiesta (de 11.00 a 14.00 horas, y volverá de 20.00 a 00.00). Actuará DJ Litainer.

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