La familia del viveirense asesinado en Caracas apela a la vía diplomática

Mar García Balseiro
MAR G. BALSEIRO VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

Quieren que el Gobierno español inste a Venezuela a esclarecer el crimen

15 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La familia del viveirense asesinado en su taller de caracas por varios individuos que entraron a cara descubierta quiere que el Gobierno español utilice la vía diplomática para que se esclarezca el crimen. Desde Viveiro, Carlos y Emilio, hermanos del emigrante muerto a tiros Gilmerth Fernández Parra, están en permanente contacto con la esposa y la hija a la espera de que los investigadores de la policía venezolana puedan facilitar los primeros resultados de la investigación abierta tras la tragedia. Algo, que podría ocurrir en los próximos días. «Su mujer y su hijo están citados para la próxima semana para que les den cuenta. De momento todo está bajo secreto de sumario», explicó Carlos Fernández.

Desde España la familia de la víctima no quiere estar parada, aunque tras trascender la noticia del asesinato registrado a media mañana del pasado día 7 y apelar a la intervención de las autoridades españolas para que el crimen no quede sin esclarecer «solo hemos recibido llamadas de conocidos, de amigos de Viveiro de cuando estudió aquí». Asegura que «vamos a intentar poner una denuncia donde proceda para que el Gobierno solicite una investigación, porque un ciudadano español fue asesinado en territorio venezolano y esto no puede quedar sin esclarecer». Carlos Fernández expresa al mismo tiempo sus dudas debido a las difíciles relaciones entre España y Venezuela. «No son las relaciones idóneas entre los dos países, pero nosotros, la familia, queremos que lo intenten».

«Hay muchas pruebas»

Gilmerth Fernández Parra, de 51 años, fue asesinado cuando varios individuos haciéndose pasar por clientes consiguieron que les abriesen las puertas del negocio de su propiedad en la capital venezolana, Electro Motores Galicia, situado en la urbanización de Santa Rosa. Una vez en el interior, sacaron las armas y dispararon. «Hay muchas pruebas, entre ellas el vídeo de una cámara», cuenta Carlos. Su hermano volvió a Viveiro por última vez en 1994. «No podía venir y abandonar el negocio, porque allí, si te vas, cuando vuelves ya no tienes nada. La inseguridad se ve desgraciadamente, lo que le pasó a mi hermano es tan cotidiano que hasta TVE hizo un reportaje, y lo hablamos con él», añade. Entre los planes de la familia estaba que su hijo, que acaba ahora la carrera, realizara en España un máster y asentará aquí su futuro profesional.