Catas arqueológicas desvelan nuevos restos de la antigua muralla de Viveiro

VIVEIRO

PEPA LOSADA

A 1,50 metros de profundidad, el Concello dice que no afectará a las obras del vial

30 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El subsuelo de Viveiro es una auténtica caja de sorpresas. Las obras de la avenida de Cervantes y la zona de A Pescadería dejaron a la luz lo que se presupone son nuevos restos del basamento de la antigua muralla de la ciudad.  «Algo que era posible», señalaba la alcaldesa, María Loureiro, apuntando que los restos «son la continuidad de los que habían aparecido antes y que ahora se pueden ver». Se refería al hallazgo en diciembre del 2012 de unos 24 metros de cerca defensiva que concluye en ángulo recto en el borde con la calle Margarita Pardo de Cela,  y que entonces ponía también al descubierto los cimientos de una de las antiguas puertas, la de San Antonio. El hallazgo actual, a la espera de confirmación, apunta a que es la continuidad de lo que hoy se puede ver a través de las ventanas arqueológicas. 

   El descubrimiento se hizo entonces cuando se buscaba ubicación para los nuevos contenedores soterrados, y ahora se ejecuta la remodelación de este espacio urbano, obras que tanto la alcaldesa, como el arquitecto del casco histórico, Santiago Meitín, aseguraban ayer que «no se verán afectadas». El arquitecto Emilio Ramil fue el encargado de hacer las catas requeridas por la Dirección Xeral de Patrimonio, que proseguirán la próxima semana, con el objetivo de clarificar hacia donde discurría este tramo de la vieja muralla. El nuevo tramo de muro discurre paralelo al restaurante O Muro desde la calle Margarita Pardo de Cela. «Allí para, y aparentemente parece que gira, pero no sabemos si está cortada porque está destrozada o porque tuerce, por eso queremos hacer esa nueva cata», explicó Santiago Meitín.

  El plan es tapar los restos, que quedarán señalizados siguiendo la línea de las actuales ventanas arqueológicas «aunque se marcará su ubicación a través del pavimento de piedra».  Así, la obra de remodelación de todo ese tramo que circunda el casco histórico «sigue su curso». Los restos del muro están también a 1, 50 metros de profundidad, lo que es una ventaja. «Podría estorbar si estuviese muy alta por los tubos, y no es el caso», dijo Meitín.

No ha habido sorpresas con respecto a la bóveda que canaliza el río Pontelabrada, por debajo del vial. «Se ha puesto losa de hormigón con enmallados de hierro, con lo que tendrá que soportar menos peso». Se está aprovechando además para realizar las conexiones subterráneas a los edificios que están en torno al vial.