Convierten el antiguo hospital de las Minas da Silvarosa, en Viveiro, en espléndidos apartamentos turísticos

VIVEIRO

Los tres alojamientos, con diez plazas, reivindican el pasado industrial del inmueble

29 ago 2021 . Actualizado a las 21:31 h.

Ramiro Mel Fraga nació más de dos décadas después de que se abandonase la actividad en las minas de hierro de A Silvarosa, pero cuenta con detalle historias de la explotación. Se crio en la antigua vivienda de los ingenieros, en Vieiro (Viveiro), y durante años escuchó las anécdotas que contaban los vecinos y la última familia que vivió en la casa, los Ortueta. Hoy habla desde otro edificio de estética industrial, construido en 1908, que ha restaurado y decorado con gusto. Es el hospital en el que residía el enfermero que cuidaba de los mineros, un inmueble que a partir de la semana que viene renace como alojamiento turístico.

Los Apartamentos Minas de Silvarosa no quieren olvidarse de su origen, sino que presumen del mismo en su nombre. La familia de Mel Fraga compró el conjunto de edificios a Ensidesa hace 40 años y vive desde entonces en la «casa do alemán», declarada Ben de Interese Cultural (BIC). En la fachada de la vivienda, como un permanente recuerdo, hay un escudo minero, con una maza y un martillo cruzados, que ha incluido en el logotipo de su primera aventura empresarial en el sector inmobiliario.

Candiles como lámparas

«Cando decidimos apostar polos aloxamentos turísticos, consideramos que había un patrimonio industrial que divulgar e poñer en valor», indica Ramiro, que se embarcó en esta empresa con su hermano, Tito. Ambos se encargaron de buena parte de los trabajos de rehabilitación. Lo hicieron bajo la tutela de Patrimonio, al ubicarse la construcción en el radio de protección de un BIC.

Del antiguo hospital donde vivía el practicante, en realidad un edificio multiusos que hoy ofrece tres apartamentos -con siete, cuatro y tres plazas de alojamiento-, se conservan la lareira y el fregadero. También las paredes originales, de piedra, las vigas de madera y algunos muebles. Los antiguos candiles de carburo que usaban los trabajadores, ya que no había luz eléctrica, están dispuestos como lámparas en las habitaciones. Una puerta del inmueble contiene una pequeña ventana de oficina: a ella acudían los obreros cada día a la hora de cobrar su jornal.

Los hermanos Mel Fraga recuperaron el material que pudieron. Ramiro cuenta que antes de que llegase su familia «a nosa casa quedou en mans de empregados que a custodiaban. Ás cousas de valor saíronlles patas», sonríe.

La torreta de la luz, intacta

Los tres apartamentos, en una finca situada en una pequeña atalaya que ofrece unas agradables vistas de Viveiro y permite escapar del bullicio sin alejarse demasiado de la ciudad, siguen la misma línea estética: un mobiliario que intenta recordar el pasado industrial de la zona. Pero la oferta podría aumentar en adelante. Los hermanos Mel Fraga consiguieron licencia para otros dos alojamientos en las antiguas caballerizas.

Ramiro y Tito tenían «desde hai tempo» la idea de darle una utilidad al edificio que sus padres utilizaban como almacén, pero la inestabilidad laboral provocada por la pandemia precipitó el proyecto. «Traballei moitos anos de cociñeiro, coa Covid-19 entrei en Erte e non vía moita saída. Comezamos en xullo de 2020», explica.

Al pie del antiguo hospital hay una torreta de ladrillo refractario de Sargadelos, que servía como transformador de la luz para el conjunto. Mel Fraga cuenta que en los años 80 estuvo a punto de ser derribada, lo que actualmente supondría sanción de Patrimonio. Hoy forma parte también del logo de Apartamentos Minas de Silvarosa, y tiene una segunda vida, como todo el conjunto. Es un lugar de descanso, pero ayuda a recordar un pasado de esfuerzo.

La extracción de mineral, con varias etapas de 1899 a 1966, transformó Viveiro

La sociedad alemana The Vivero Iron Ore comenzó en 1899 los trabajos de extracción de hierro para uso industrial en las minas de Silvarosa. La empresa construyó una barriada minera que contaba con hospital, almacén de combustibles y capilla. Desde el inicio de la actividad se exportaron 1.670.000 toneladas de mineral hasta que la Primera Guerra Mundial paralizó la actividad.

Un empresario vasco, Horacio Echevarrieta, reanudó la actividad desde 1919 hasta 1932. Durante el franquismo, y a partir de 1951, el Instituto Nacional de Industria retomó la extracción de mineral. La explotación cerró definitivamente en 1966.

«Foi unha industria que transformou Viveiro e Galicia e dáche pena que non se coñeza máis, que non se poidan ver as galerías, porque sería un rechamo histórico e turístico», opina Ramiro.

Cada uno de los tres apartamentos turísticos llevará el nombre de una galería. Como la de Federico, «a primeira e unha das máis importantes», concluye.