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Con la pandemia eligió Viveiro para vivir en el campo y explorar el arte japonés del Sumi-e

Yolanda García Ramos
yolanda garcía VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

Ángeles Costafreda inauguró su exposición en RegalXunqueira el pasado viernes
Ángeles Costafreda inauguró su exposición en RegalXunqueira el pasado viernes PEPA LOSADA

El pasado viernes, la pintora Ángeles Costafreda, que nació en París y vivió en Madrid hasta hace año y medio, inauguró su exposición «El trazo del mar» en RegalXunqueira

14 ene 2024 . Actualizado a las 18:22 h.

Las vueltas que da la vida y cómo a veces nos pone en el destino adecuado en el momento preciso. La pintora Ángeles Costafreda ha encontrado su paraíso vital y artístico en Viveiro, concretamente en Ximarreira en Galdo, desde donde se ha animado a quedarse a vivir en el campo, tener su huerto con el que aprende cada día «muy ilusionada» y agradecida por los consejos de los vecinos y, habiendo nacido en 1959 en París y vivido desde los nueve años en Madrid, dar un profundo cambio en el que también explora una técnica japonesa de pintura muy especial: el Sumi-e. El mar le sirve de gran inspiración para crear cuadros abstractos, que expone en RegalXunqueira hasta el 30 de noviembre. Y de paso encontrar el sentido de la vida para lo cuál los japoneses tienen otro concepto propio: «ikigai».

Nació en París porque sus padres, relata ella, «no estaban políticamente de acuerdo con Franco y se fueron. Viví allí hasta los nueve años, cuando la familia vino de vuelta a Madrid, donde estuve». Hasta el 2020: «La pandemia coincidió porque ya queríamos venir a vivir aquí desde que compramos la casa hace 12 años, sin tener a nadie ya conocido aquí. Siempre el norte y el contacto me atraían. Cuando mi marido se jubiló, ya podíamos venir, hace año y medio. Fue desarrollar un nuevo estilo de vida en el campo y encontrarnos con el confinamiento. Si llegamos a quedar en Madrid una semana más, lo hubiéramos pasado allí».

Profesionalmente, Ángeles Costafreda se formó en Psicología, trabajó con niños y de monitora de preparación al parto para padres, iniciándose ya entonces en la pintura, desde hace unos 25 años. El contacto con el Sumi-e llegó después de varias «señales» en su vida que iban acerándola a Japón a distancia como la compañera japonesa que tuvo en clase de niña y cuyo pelo le «encantaba», los lapiceros de aquel país que le regaló su padre o la traducción de su nombre al japonés que le hicieron unos turistas en la Plaza Mayor madrileña. Detalles a priori insignificantes pero que le marcaban un camino en su obra, hasta que recuperó un libro suyo sobre esa técnica de abstracción y despertó su interés creativo «para intentar decir algo con un trazo simplemente».

Su actual exposición en RegalXunqueira, «El trazo del mar» ha tomado como inspiración el entorno que le rodea: «En Madrid pintaba montañas. Aquí, cuando paseo expresamente junto al mar, imagino que los surfistas intentan escoger la mejor ola, el momento, la altura... Yo me ‘subo’ a la ola y la miro hasta que se acababa». El Sumi-e, resalta Ángeles Costafreda, es más que una técnica de arte: «Es tomar conciencia de lo que ves, lo que oyes, lo que sientes, lo que tocas». Se acerca a una meditación activa desde la disolución de la aromática tinta: «Es un placer, algo que disfrutas ya mientras lo estás preparando. Te permite conocerte a ti mismo, conectar con el mundo y conocer lo que te rodea». «Cuando se aprende a pintar Sumi-e aprendes cuatro temas. Cada uno, representa unas cualidades que luego hay que practicar a nivel personal», añade, destacando que presenta referencias budistas y que a ella le ha permitido «encontrar un sentido a la vida y conectarme conmigo misma y con la naturaleza».

PEPA LOSADA

La artista prevé impartir clases regulares y cursos intensivos

Costafreda explica que el Sumi-e es «un estilo libre de abstracción que deriva de la caligrafía japonesa». Se desarrolló en China pero lo introdujeron monjes budistas zen en Japón a mediados del siglo XVI. Lo aprendió en Madrid, donde se «enamoró» de esta técnica basada en materiales naturales y los llamados «cuatro tesoros»: «La barra de tinta, un aglomerado de hollín de diferentes maderas; el fude o pincel con mango de bambú y pelos de animales; el washi o papel de arroz o vegetal; y el suzuri o piedra de pizarra donde se empieza a disolver la tinta». La obra se acaba con un sello, con la firma del autor. En noviembre comenzará con clases regulares en su estudio aportando ella los materiales (contacto: costafredarte@gmail.com) e impartirá intensivos. Su blog es costafredarte.com. En 2019 publicó el libro titulado «El camino del Sumi-e. Todo, Nada, Nadie».