Óscar Fernández, peluquero viveirense: «Una peluquería de autor la marca que sea personalizada y ofrezca una atención al 100%»

y. g. VIVEIRO / LA VOZ

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Con casi 40 años abrió en Viveiro su centro, a finales de 2019, ganando clientela que busca naturalidad y cuidado capilar

21 oct 2024 . Actualizado a las 18:07 h.

Cuando abrió las puertas de su negocio en la Praza da Fontenova, en Viveiro, a finales de 2019, Óscar Fernández apostaba fuerte por la llamada «peluquería de autor». Además, con una convicción: dar al cliente lo mejor con productos orgánicos (compuestos un 80% de ingredientes naturales procedentes de agricultura biológica y un 20% química no tóxica, libre de sulfatos, parabenos, amoníaco, formaldehído, PFD’s, níquel y resorcina). «También le doy mucha importancia a la decoración y a la limpieza», dice. Se nota nada más entrar: «Quiero que la gente esté cómoda, como en casa, incluso tomando un café o una infusión».

—¿Cuál fue su trayectoria anterior a la apertura en Viveiro?

—Empecé a los 14 años, realizando la titulación oficial en Lugo y más tarde cursos de especialización tanto en territorio nacional como internacional, siempre enfocados a color (en Francia e Italia) y corte (España e Inglaterra). Primero trabajé en San Cibrao y, posteriormente, ya me fui a A Coruña, donde estuve casi 19 años, trabajando a un nivel alto y compatibilizándolo con salidas por el resto de España y al extranjero para seguir formándome. Fue una etapa muy importante para mí porque abrí, en 2003, mi primera peluquería, hasta 2014. También he colaborado con peluquerías de cierto renombre.

—Aún con esas ramificaciones, de perfil empresarial, ¿qué valor le daba a la parte más creativa?

—Lo mío siempre fue la parte creativa de la peluquería. Con casi 40 años me vi montando [en Viveiro] otra, pero ya pensando: «Esto es lo que quiero». Servicios como un retoque rápido de raíz o un peinado exprés no los ofrezco. Yo ofrezco servicios completos.

—En redes sociales se puede ver el resultado de su trabajo, en las imágenes de «antes y después».

—El «antes» puede ser, a veces, un abandono de meses del cabello, sobre todo en coloración. El «después» es el resultado después de cuatro o cinco horas de trabajo exhaustivo. Creo que eso marca la diferencia de una peluquería de autor, personalizada, de atención al 100%, incluso cuidando qué productos usa en casa. Yo recibo al cliente, hago el diagnóstico y ejecuto. Es eso. Todo lleva mi sello, desde el diagnóstico.

—Su clientela, ¿sigue las modas?

—Hay un porcentaje importante de hombres que buscan peluquería masculina, ya no barbería, en mi caso. La peluquería de autor se basa en seguir lo que marcan los grandes pero adaptarla al cliente. Por eso voy a formaciones, constantemente. En lo que se refiere a tendencias, siguen el rizado (curly) y los rubios (todavía se lleva el balayage pero aclarado hacia la raíz), aunque mi cliente lo que busca es color cosmético pero que el resultado sea lo más natural posible. En los peinados de eventos, también busco que sea lo más suave posible.

—En clave anecdótica, tiene clientas que hacen kilómetros y kilómetros para ir a su centro.

—Sí, algunas vienen de Vigo, A Coruña, Avilés, Lugo, Vilalba, Tapia de Casariego... pero son trabajos para hacer cada seis meses. Para trabajos completos, la lista de espera es de mes y medio o dos, también porque los clientes que son habituales suelen tener ya las citas cogidas.