El festival dispara el precio de la vivienda turística en Viveiro
20 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Con las zonas de acampada oficiales del parque Pernas Peón o el estadio municipal Marcos Gómez gestionadas por la organización a tope —las más de 4.900 plazas de las que disponen están reservadas desde hace días—, el precio de las viviendas turísticas se dispara en Viveiro durante las jornadas del Resurrection Fest. Así se desprende de los datos obtenidos, por ejemplo, en el portal Airbnb.es, especializado en la oferta de alojamientos particulares a turistas. Este miércoles, la citada web únicamente ofertaba la posibilidad de alquilar en torno a una veintena de pisos o apartamentos en la ciudad del Landro entre los días 26 y 29 de junio, cuando se desarrollará la cita musical que congregará a decenas de miles de aficionados al heavy o al metal procedentes de diferentes puntos del planeta. Y los precios son muy elevados, oscilando entre los 237 que cuesta la noche en una casa rehabilitada que dispone de dos camas y que está situada en el centro histórico, en la calle Luis Trelles, y los 630 en que ayer estaba tasado pasar la noche en una vivienda con tres dormitorios y siete camas (máximo de 8 personas) emplazada en las inmediaciones de la calle Nicolás Cora Montenegro.
Entre 300 y 400 euros
Entremedias abundan los alojamientos que superan los 300 euros por noche e incluso los 400. Con este panorama, según denuncian personas que llevan tiempo buscando pisos para alquilar durante todo el año en Viveiro, es «complicado» que los propietarios se animen a arrendar viviendas de continuo.
«La gente prefiere ganar 1.500 o casi 2.000 euros por alquilar un piso durante el Resu, con gente que solo lo va a utilizar para dormir un rato o ducharse, a tenerlo todo el tiempo alquilado. Es algo que ya pasaba antes cuando llegaba el verano, pero ahora de una forma mucho más acusada por el Resu», indican fuentes especializadas. Las mismas fuentes también hacen hincapié en el descontrol existente en relación con el auge de las viviendas turísticas, que en muchos casos funcionan sin control. Únicamente deben estar inscritas en un registro de la Xunta de Galicia, pero continúa habiendo personas que arriendan propiedades e incluso habitaciones sin ningún tipo de vigilancia.