Marek Blazevic espera pulir su baloncesto pasional en el Obradoiro

ANDAR MIUDIÑO

Sandra Alonso

Considera que sabe ganar la posición y que debe mejorar el tiro de media distancia

24 ago 2022 . Actualizado a las 19:15 h.

El juego interior es el que más cambia en el Monbus Obradoiro respecto a la pasada campaña. Se fueron las tres torres del equipo (Birutis, Okouo y Ellenson) y llegan otras tres: Blazevic, Rubén Guerrero y Bender. De estos tres, el más joven y el que está más por hacer es el pívot lituano, que cumplirá 21 años dentro de una semana. El club confía en las expectativas que lo preceden y el jugador ve en Sar un buen laboratorio para darles forma.

Curiosamente, su llegada al Zalgiris en el 2020 le abrió las puertas a Birutis para que firmase por el Obradoiro. En aquel momento Jasikevicius, entrenador del conjunto lituano, prefirió despejarle el camino a Blazevic, para que se fuese forjando a fuego lento. Y así sucedió en las dos últimas temporadas.

Pero el retorno de Birutis a Kaunas podría frenar esa progresión. Y de ahí que haya optado por firmar en Compostela. También tuvo muy en cuenta la evolución de otros pívots que dieron un impulso a sus carreras en Sar. Asume el desafío: «Es la primera vez que estoy fuera de mi país, y mi primera experiencia en otra Liga. No sé aún lo que me espera, supongo que será difícil de primeras adaptarme a otro estilo de baloncesto. Me preparo para ello trabajando desde ya y estoy poniendo todo lo que puedo para acoplar mi juego al estilo rápido de la ACB. En función de las circunstancias y los ritmos de partido veremos cómo va, pero por ahora todo parece bueno en los entrenamientos, las sensaciones son buenas. Tenemos nuestro primer partido el viernes. Ahí veré los errores que cometo y cómo se va dando todo».

También recabó informes de primera mano a través de Eimantas Bendzius, con el que mantiene una gran amistad desde que coincidiesen en el Lietuvos Rytas. Todo lo que le dijo sobre el entrenador y el equipo fueron «cosas buenas». Una vez que firmó, tuvo oportunidad de hablar con Birutis, que lo puso al tanto acerca del modo de vida en Compostela. De nuevo las referencias fueron de su agrado.

A la hora de autoanalizarse, se define como un jugador «pasional» en la pista: «Eso es algo que a veces me ayuda y a veces juega en mi contra, porque hago faltas fáciles y cometo errores por mis emociones. Pero en general me ayuda, porque el baloncesto es el deporte que me gusta y al que me encanta jugar. Soy un jugador fuerte para mi posición, sé ganar la posición debajo de canasta para conseguir rebotes. Una cosa que tengo que mejorar es mi tiro lejos de la pintura, especialmente los de media distancia, para ser consistente y para poder sacar a mi jugador fuera y entrar más fácil a canasta. En defensa creo que tengo que ser más constante, porque a veces pierdo la concentración y eso me trae problemas».

Novedades en el día a día

En esta primera experiencia fuera de Lituania no está encontrando grandes diferencias en el apartado del baloncesto. Pero sí se ha topado, en el día a día como ciudadano, con algunos cambios: «Los restaurantes tienen descansos a lo largo del día, de cuatro a siete o de tres a seis. Y los domingos están las tiendas cerradas». Ya estaba aquí en el puente de mediados de agosto y la cosa que complicó, porque el lunes tampoco hubo actividad. Y también ha percibido que el inglés no se habla mucho, por lo que confía en familiarizarse pronto con el español.

El equipo que ha conformado el Monbus Obradoiro le gusta y sabe que «sobre el papel, es bueno». Pero subraya que todo eso se tiene que ratificar con resultados sobre la pista: «Es solo el inicio, todavía tenemos que juntar las piezas y trabajar juntos para generar la química de equipo que nos permita ser muy competitivos».