«¿Ese es el más extranjero?», así empezó la visita del Obradoiro en la planta de Pediatría del Clínico

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

El nombre de Tinkle, Tres, también suscitó curiosidad y asomó alguna duda al respecto de su veracidad

03 ene 2024 . Actualizado a las 18:42 h.

Hay partidos que no se libran en la cancha y que se ganan con una sonrisa y con el corazón. Jugadores y cuadro técnico del Monbus Obradoiro cambiaron durante más de una hora el parqué de Sar por las dependencias del hospital Clínico, de la mano de la Fundación Andrea, para compartir una parte de la jornada en la planta de Pediatría. Por un buen rato, unos aparcaron sus cabezas de los entrenamientos y los otros de la convalecencia.

No fue una visita protocolaria y a la carrera para cumplir con el expediente, no había prisas y enseguida se extendió la complicidad. Empezó en el aula donde pasan buena parte des su tiempo los ingresados de larga duración para poder seguir con sus estudios. Los jugadores pudieron comprobar cómo las nuevas generaciones se manejan con notable soltura con el inglés, y que la edad no es incompatible con el dominio de los idiomas, como demostró una joven a la que le daba igual el español que el inglés, el alemán o el francés.

Las primeras preguntas siempre son las que más cuestan y la que abrió el fuego tuvo su gracia: «Ese es el más extranjero de todos?», en referencia a Pustovyi, el más alto. Moncho Fernández terció para explicar que esa condición no admite gradaciones. «O se es o no», comentó.

Otro momento simpático llegó cuando empezaron a preguntar a cada jugador cuál es su nombre. Al llegar a Tinkle, el americano, con su acento, dijo «Tres», a la par que mostraba los dedos índice, anular y medio. Y se oyó la apostilla «sí, es verdad, se llama así», porque asomaba algún gesto de duda en la concurrencia.

También mostraron interés por la parte pecuniaria, por los emolumentos de los deportistas, pero ahí no encontraron respuestas precisas y empezaron a especular, qué si los que llevan más tiempo tienen que ganar más, que si el capitán... Pero tampoco fueron mucho más allá y siguieron con sus preguntas.

El caso es que paulatinamente el acercamiento fue ganando enteros y lo que empezó como un tímido interrogatorio acabó en un intercambio de impresiones, hacia el final de la sesión.

Antes, el que mejor se lo pasó fue un pequeño de cinco años que se incorporó tarde. Zurbriggen lo invitó a que se sentase con él y los dos pasaron un buen rato jugando, ajenos al resto de la charla, hasta que el paciente fue requerido. No pudo estar tanto tiempo como sus compañeros, pero lo aprovechó.

El objetivo del día

También los jugadores tuvieron oportunidad de preguntar. Y así pudieron comprobar cómo es el día a día de los pacientes que pasan por el referido aula, incluyendo el objetivo de la jornada que cada uno se marca cada mañana a primera hora.

La visita continuó por el resto de las dependencias de la planta, donde jugadores y técnicos tuvieron oportunidad de departir brevemente con los padres de algunos de los hospitalizados en estas fechas, sorprendidos con la inesperada comitiva.

Así discurrió la mañana para jugadores y cuadro técnico del Obradoiro, que por más de una hora dejaron de pensar en el baloncesto y en la visita de este domingo al Barcelona.