El base subió con un Lleida que perdió cuatro de los primeros seis partidos
14 ago 2024 . Actualizado a las 20:28 h.Por primera vez el Monbus Obradoiro tiene un chileno en sus filas. Nacho Arroyo, que será el encargado de repartirse las funciones de base junto con el letón Leimanis, llega tras lograr el ascenso el pasado curso en las filas del Lleida. Y, aunque está en la fase de toma de contacto, ya empieza a hacerse una composición de lugar. «Son días para ir conociendo al equipo y entre nosotros, de ir creando esa química que va a ser muy importante a lo largo de la temporada», señala.
Habla con conocimiento de causa, porque ese fue un factor clave para acabar logrando el ascenso en su anterior destino. El Lleida empezó con un balance de dos partidos ganados y cuatro perdidos en las seis primeras jornadas. Pero desde ese momento hasta el final de la Liga solo salió derrotado en otras ocasiones más, en veintiocho contiendas. «La segunda vuelta fue espectacular», recuerda.
Química y guerra
Desde la perspectiva que le otorga esa experiencia, Nacho Arroyo apunta los argumentos que considera que son claves para llegar a buen puerto, sobre todo ante una temporada como la que se avecina, con muchos y cualificados aspirantes a pugnar por dar el salto a la ACB: «Para estar arriba debemos trabajar en nosotros mismos, conocernos, tener una buena química, saber lo que queremos hacer y lo que no queremos hacer y, más que nada, saber que cada partido es como una guerra. Hay que estar mentalizados desde el principio de que va a ser así».
También apela al carácter, porque habrá tramos de adversidades, como le sucedió al Lleida en el primer sector de la competición: «Sabemos que va a haber malos momentos y cuando eso suceda lo que toca es estar unidos y seguir trabajando, que es lo que nos va a llevar al éxito».
Faltan por llegar los dos americanos. A Davison ya lo conoce, por haber jugado contra él la pasada campaña. Stephens debutará en el baloncesto europeo. Con esta salvedad, el base chileno ya se empieza a hacer una idea acerca del perfil de equipo que tendrá el Monbus Obradoiro: «Se va a ver un Obra aguerrido y alegre, de correr mucho y de presionar mucho, un grupo con todos los condimentos, con una línea exterior muy activa y peligrosa, y un juego interior con el físico de Oliver y Álex, y con Mics (Micovic) y Jake que pueden jugar dentro y hacer también daño fuera».
De acuerdo con la definición que hace de sí mismo, cabe esperar sobre la pista la presencia de un base director: «Soy muy peleón en defensa, de estar siempre molestando al rival. En ataque me gusta hacer jugar al equipo, que estén todos involucrados, pero también puedo tomarme mis tiros. Intento que esté todo el equipo metido, que se vea un buen básquet y que la pelota circule». No es un «pelador», pero tampoco de los que no miran al aro.
«Un chico tranquilo» y hogareño
Nacho Arroyo apenas ha tenido tiempo de empezar a conocer la ciudad. La Praza do Obradoiro, la catedral y poco más. Es algo que espera ir corrigiendo en los próximos días y ahí va a encontrar un cicerone de primer nivel en el capitán, Álvaro Muñoz, que encara su sexta temporada en el club. El base chileno se define como «un chico tranquilo» y hogareño: «Ahora mismo no estoy estudiando nada, pero terminé un grado superior en márketing y publicidad. En el tiempo libre me gusta hablar con mis amigos de Chile consultar las redes, jugar algo a la play y ver pelis. Aunque no se me da bien cocinar, también me gusta consultar recetas». De momento, los entrenamientos están dejando poco margen para todo lo que no es baloncesto. Lo propio en el arranque de pretemporada.