Tras la derrota ante el Fuenlabrada empezaron a retumbar los tambores de destitución, pero dos días después el club sigue instalado en el silencio
16 dic 2024 . Actualizado a las 21:10 h.La derrota frente al Fuenlabrada dejó a Gonzalo Rodríguez al borde de la destitución. Pero han pasado más de 48 horas desde entonces y la situación recuerda a aquel chascarrillo de quien se felicitaba porque «estábamos al borde del precipicio y hemos dado un paso al frente». Pero con una diferencia, porque aparentemente la sensación es de que nada se mueve, de que la vida sigue como si nada hubiese pasado. Y sí están pasando cosas.
Ya el mismo sábado empezaron a sonar con fuerza los tambores de la destitución, si bien no se consumó. Y tampoco el domingo. Es significativo el cambio en la programación del lunes, porque estaba previsto el primer entrenamiento de la semana y se reprogramó. Lo que hubo fue una jornada de trabajo físico.
Para este martes ya no caben reajustes. Alguien tendrá que dirigir el entrenamiento para empezar a preparar el partido del viernes ante el Castellón. Y, a expensas de que pueda haber novedades al respecto, el primer entrenador sigue siendo Gonzalo Rodríguez.
Si se consuma, la suya sería la primera destitución en el banquillo del Obradoiro, con la temporada en curso, en los últimos dieciséis años. Curro Segura estuvo una campaña, la del estreno en la ACB, con una primera vuelta ilusionante, en la que el equipo se quedó a un paso de entrar en la Copa, y una segunda para olvidar, con solo una victoria. Cumplió su contrato desde el primer al último día.
Los siguientes catorce años corresponden a la era de Moncho Fernández, flanqueado por sus ayudantes, Gonzalo Rodríguez y Víctor Pérez. Lograron el ascenso al primer intento y la permanencia durante trece años seguidos. El descenso llegó por una canasta y el club decidió ejercer la cláusula de corte.
El elegido para la nueva etapa fue, Gonzalo Rodríguez, también santiagués. Ve seriamente amenazada su continuidad, con un balance de siete partidos ganados y cinco perdidos, con el equipo a cuatro victorias de la tripleta que encabeza la clasificación.
El Obra arrancó con algunas dudas. Cedió en la primera jornada en la visita al Estudiantes, sumó un triunfo sin brillo en el estreno en Sar, cayó en Cartagena contra pronóstico y acto seguido en casa con el San Pablo Burgos. Ese mal arranque, 1-3, pesó. Pero se rehízo con cinco victorias consecutivas.
En ese punto, cuando empezaba a coger velocidad de crucero, se sucedieron las lesiones de Tomeu Rigo y Toms Leimanis, y la llegada, en la antesala de un momento clave, de dos jugadores de rango pero de muy distinto corte: Balvin y Andronikashvili. De nuevo bajó la curva de resultados: derrota en Palencia, victoria en casa ante el Betis y derrota en el Multiusos de Sar contra el Fuenlabrada, con incendio después del partido. Falta por saber de qué manera se sofoca y si Gonzalo Rodríguez dirige al equipo el viernes en Castellón o ve como acaba, de la manera menos deseada, su etapa en el Obradoiro. De momento, la historia sigue.