El camino de ida, ¿es el de vuelta?

Serxio González serxio.gonzalez@lavoz.es

AROUSA

04 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Tras un tiempo de silencio mediático, después del tangazo de aquella Battle of the Bands de Madrid, los amigos Cornelius vuelven a ser carne de noticia. Hace un par de semanas, la banda arousana engatilló una minigira catalana. Conciertos en Hospitalet, Tarrasa y, finalmente, Barcelona, en la sala Electric, que han dejado un buen sabor de boca en los cinco músicos. Y, es de suponer, sobre todo en el personal que se bajó las garimbas al ritmo de sus composiciones. No solo de bolos vive el grupo, también de hacer buenos contactos, cosa que en la aventura catalana quedó garantizada. Que los muchachos gustaron queda demostrado por los comentarios que el público fue dejando caer en su web: www.myspace.com/corneliusrock.

Pero lo mejor del asunto no es, con ser buena, la gira catalana, sino el hecho de que Cornelius haya sido seleccionado para participar en el concurso Villa de Bilbao, uno de los certámenes musicales más antiguos y prestigiosos de la piel de toro. Los bilbaínos suman ya cerca de treinta años disparando gente hacia lo más alto del panorama hispánico. Ahí están, sin ir más lejos, Platero y Tú, germen de Fito, el de los Fitipaldis, y de peña que ha dado mucha vida al Robe y a su Extremoduro. Hace cosa de veinte años, la memoria no es lo que era, un grupo de Ferrol, Tábano, concursó en la categoría de heavy metal. No ganaron, pero el personal que componía aquella banda todavía recuerda la aventura.

Nuestros muchachos no compiten en la categoría metaleira, sino en una especie de cajón de sastre clasificado bajo la etiqueta rock. En ella tendrán que batirse con otros 15 o 16 grupos. Eso sí, ellos son, que se sepa, los únicos gallegos que acuden a la fase final. ¿Cuándo? El 24 de abril. Aprovechando la salida, nada mejor que dar a conocer su primer trabajo, Greatest Hits, también en Madrid (Sala Sol) y el Guadarrama (Reciclaje).

Si Cornelius emprenden el camino de vuelta a la carretera, ¿qué decir del mítico Pepe Somoza? Muchos recordarán todavía el ¿guaranaco?, aquel tremendo pajarraco tallado por Manolo Chazo que salía al sol -o a la lluvia, o al viento o a lo que fuese- cada vez que el restaurante al que daba nombre abría sus puertas. Los fideos, las codornices, la cadela siempre al quite de lo que podía caer y aquel minigolf al lado del cementerio de Catoira (parece el título de una película de terror) hicieron época durante un tiempo en el buen comer y mejor beber del concello vikingo. Hace años ya que el amigo Pepe echó el cierre y retornó a Venezuela. Bien, pues parece que, tras largo silencio, vuelve a coger el teléfono y a comunicar a sus parroquianos proyectos y movidas varios «dende alghún lughar da revolusión bolivariana». ¿Cruzará de nuevo Pepe Somoza la línea imaginaria que une las Azores y el Polo Norte? Se admiten apuestas, amigos.