Durante años Ravella había conseguido frenar las intentonas de eliminar el operativo que partían de Santiago
14 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Que algo así podía ocurrir se veía venir desde hace meses. Al menos, desde el incendio del edificio Dorna que marcó el punto culminante del enfrentamiento de Bombeiros de O Salnés con Protección Civil de Vilagarcía por la primacía en la atención de emergencias en la capital arousana. Esta semana, finalmente, la Xunta y la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) tomaron la decisión que, en la práctica, supone el desmantelamiento de la histórica agrupación vilagarciana: por primera vez desde que la fórmula se puso en marcha, en 1997, la ciudad se queda sin el Grupo Municipal de Intervención Rápida (Grumir).
Las consecuencias de esta medida son radicales. Protección Civil deja de percibir los fondos autonómicos que sufragaban la estructura estable de su servicio profesional y se renovaban cada año. A partir de ahora, por lo tanto, los servicios de emergencias propios del Concello se limitarán a Francisco Javier Busto, el técnico municipal de Protección Civil, y a los miembros de la agrupación de voluntarios. Un equipo que, aunque numeroso y dotado de medios y formación, únicamente puede asumir tareas de apoyo, de ninguna forma labores profesionales.
La intención de Xunta y Fegamp, recogida en la propuesta de redistribución de los grupos municipales de intervención rápida para este año, no es nueva. De hecho, Santiago intentó en varias ocasiones eliminar el operativo que el Concello de Vilagarcía fue configurando a lo largo de los últimos trece años para atender a la obligación legal de disponer de un sistema propio de salvamento y atención de emergencias. Sucede que, hasta el momento, el gobierno local se había esforzado a fondo para frenar las intentonas de la Administración autonómica y renovar su estructura profesional. Una estrategia que, al parecer, ha perdido toda su tensión con el relevo al frente de la corporación tras las elecciones.
Catoira, O Grove y Sanxenxo, sí
Hasta el año pasado, en Galicia funcionaban 61 grumires. La intención de la Consellería de Presidencia, que asume las competencias sobre esta materia, es multiplicar su número hasta conseguir un total de 117 grupos. La reorganización supone, eso sí, la desaparición de aquellos equipos cuya ubicación coincida con la existencia en el mismo municipio de un servicio de extinción de incendios.
La presencia en Vilagarcía de la subsede del parque comarcal de bomberos es, en este sentido, el detonante de la desaparición de Protección Civil en tanto que servicio profesional. Algo que sucede también en el caso de Silleda, concello desde el que operan los bomberos que cubren el área del Deza.
Por lo que respecta al entorno de O Salnés, se mantienen dos de los grumires que funcionaban en el 2007, los de O Grove y Sanxenxo, cada uno con nueve operarios a su cargo, y se constituyen dos nuevas agrupaciones, en Catoira y Caldas, la primera con nueve profesionales y la segunda con seis. A partir de este momento, el número máximo de miembros de un equipo de intervención se establece en doce, tres menos de los actuales. En la provincia de Pontevedra solo la Mancomunidade Val Miñor, con sede en Nigrán, dispondrá de esta dotación.
Queda por saber en qué momento dejarán de prestar sus servicios los quince integrantes del Grumir vilagarciano. Parte de los contratos se han ido extinguiendo durante las últimas semanas. Los responsables del área esperaban noticias de Santiago para definir las funciones de este año. Ya no hará, a la vista está, falta.