Informan los diccionarios de que un refacho es un golpe de viento producido por un cambio brusco en la dirección del mismo. Un movimiento bravo, sorprendente e impredecible, tal vez incluso violento. Refacho es, precisamente, el nombre elegido por Elías Cochón Rey (Vilagarcía de Arousa, 1966) para condensar el espíritu que anima la exposición que esta mañana se inaugura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña.
Ocho piezas individuales, ocho refachos sin más conexión entre ellos que la mano que les ha dado forma y el pozo onírico del que han brotado. Esta es la propuesta que el escultor arousano traslada al campus universitario de A Zapateira. El escenario de la muestra no responde a un mero azar. La invitación del decano, Xosé Manuel Casabella, al creador tiene, muy al contrario, una clara razón de ser. «Ao fin e ao cabo -razona Cochón Rey- a arquitectura e a escultura xogan no mesmo terreo, a combinación de formas e materiais, a luz e as formas, o espazo e o volume, nun xogo sempre apaixoante».
Que sean los futuros valores de la arquitectura quienes primero valoren sus últimos trabajos le aporta al artista vilagarciano un punto más de motivación. Apasionado del diseño, Elías Rey sostiene que la fluctuación entre ambas disciplinas, escultura y arquitectura, constituye un verdadero motor para la creatividad, una fuente inagotable de alimentación mutua.
Bronce, hierro y piedra
Los materiales que llegan a la Escuela de Arquitectura reflejan su apuesta por el hierro, el bronce y el aluminio, que el autor combina con granito gallego y piedra portuguesa. Hay margen para alguna sorpresa, para la reinterpretación de productos industriales como las vías del ferrocarril, puestos al servicio de la particular abstracción constructivista que ganó a Cochón Rey para la causa escultórica hace ya tanto tiempo.