? Una de las edificaciones más antiguas de Vilagarcía, una de las pocas casitas de pescadores que aún se conservan en O Castro, alberga desde el pasado verano una singular casa de comidas. O Furancho se llama, en alusión, según explica su propietario, al espíritu enxebre que quiere mantener tanto en su propuesta culinaria como en la decoración.
Sobresale en el comedor principal una soberbia lareira que se mantiene encendida durante todas estas jornadas invernales. El resto de los elementos, traídos de aquí y de allá: la barra y los botelleros son del mítico Xentes, los vetustos instrumentos musicales llegaron de Cuba... y un sinfín de curiosidades que el visitante irá descubriendo durante su estancia.
De la carta sobresalen como especialidades las zamburiñas, los mejillones y todo tipo de tortillas. También es destacable la abundancia de sencillos platos con patatas y huevos o las chuletas ahumadas con miel y patatas. No faltan, por supuesto, propuestas tradicionales como el pulpo, zorza, jamón asado o las empanadas. Y, en el apartado de vino, destaca la oferta, cada vez más infrecuente, del popular tinto de Barrantes.
Especial atención merecen los «platos de invierno», con sabor a cocina casera y que varían cada día. Los lunes, lentejas; los martes, fabada; los sábados, callos o los domingos, pulpo guisado, entre otros. O Furancho cuenta también con un menú del día por siete euros.
El local cuenta con capacidad para 50 comensales y, además del principal, dispone de un pequeño comedor interior y una amplia terraza. Abre todos los días en horario de 11 a 1 horas.