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«La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...»

xabi otero PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

El Grupo I, que debía conducir al Pontevedra a la promoción, lo llevó a Tercera

11 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El estribillo de la dramática letra de la canción Pedro Navaja, con la que triunfó Rubén Blades a finales de los años 70 y principios de los 80, no puede ser más apropiada para explicar el sentir de muchos aficionados granates tras la confirmación del descenso a Tercera División 27 años después del último desastre.

La letra, «La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡Ay Dios!», que sonó con fuerza en la radio fórmula hace tres décadas, bien pudo venirle a la cabeza a algunos aficionados nada más confirmarse la hecatombe porque nadie esperaba un desenlace así. Todo lo contrario.

Hasta el más pesimista de los seguidores se frotó las manos el verano pasado al conocer que la Federación Española de Fútbol había integrado al Pontevedra con los conjuntos extremeños, manchegos, madrileños y canarios.

Afirmaciones del estilo, «en este grupo hay que ser campeones porque es muy malo» o «estamos ante una gran oportunidad para ascender», se repitieron durante la pretemporada. Y lo cierto es que no había demasiados argumentos para rebatir esa lógica aplastante porque el equipo, que se quedó a las puertas de la Segunda División, había esquivado a potencias como Real Oviedo, Deportivo Alavés, Éibar, Real Unión, Palencia o Logroñés.

Sin embargo, el grupo que debía conducir al Pontevedra a la gloria del fútbol profesional se convirtió en uno de los infiernos deportivos más graves de su historia. De hecho, el 26 de junio del 2010, La Voz titulaba así la información relativa a las intenciones federativas: «El Pontevedra cree que la propuesta de la RFEF favorecerá su camino A Segunda». El tiempo se encargó de demostrar que los jugadores tomaron la dirección contraria.

Sin el Santo y sin la limosna

El cuerpo de la noticia era igual de explícito y recogía declaraciones de Fran Crujeiras, que hablaba en representación de la entidad. «Cremos que a nivel deportivo é bo para o Pontevedra loitar contra estes equipos na liga regular», comentó ese día el ex director general del club. «Alédame que non teñamos que enfrontarnos a conxuntos potentes coma Oviedo e Alavés, pero por outra banda dáme pena polo aspecto económico. Nese senso preferíamos que nos tocaran os asturianos, pola cantidade de xente que arrastran cando se desplazan, pero non se pode ter todo».

El problema es que el domingo quedó confirmado que al final el Pontevedra se quedó sin el santo y la limosna. Y lo peor es que, en la acuciante situación económica en la que se encuentra la sociedad, la tormenta amenaza con llevarlo a la desaparición porque es inevitable que la deuda se multiplique con la participación en la liga gallega.

No hay peligro de desaparición

El presidente del club, Mauricio Rodríguez, se encargó de aportar algo de tranquilidad al asegurar que no permitirá que suceda eso pese a que los ingresos se verán drásticamente reducidos, y Hacienda no esperará para cobrar.

El panorama se presume más bien negro, con la ley concursal como salida más propicia o la opción de recuperar la condición de entidad deportiva, algo que por el momento también descarta el dirigente granate.