Tras cuatro años de dedicación, ayer dio paso a una nueva directiva
02 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La vida de Sofía Beiras cambió radicalmente cuando a su marido le diagnosticaron alzhéimer hace cuatro años. Pero esta mujer, que por entonces era todavía la presidenta de los comerciantes de Vilagarcía, decidió hacer lo que hace mejor que nadie: luchar. Así nació la Asociación de familiares de enfermos de alzhéimer, Afasal, que en poco tiempo ha conseguido desarrollar una importante labor asistencial, pero, sobre todo, ha logrado que en Arousa el alzhéimer haya dejado de ser una enfermedad tabú.
-Se va.
-Esta noche (por ayer) dejo de ser presidenta de Afasal. Me voy con mucha pena, porque es una asociación que fundé con mucho cariño debido al problema personal que me sucedió. Estoy muy entregada a esta enfermedad, aprendí muchísimo en estos cuatro años. Pero por motivos personales y familiares tengo que dejarlo, no puedo seguir porque el tiempo me hace falta para ocuparme de mi negocio y de mi vida privada. Pero estoy ahí para lo que haga falta y seguiré luchando por el alzhéimer.
-¿Cuánto tiempo llevan trabajando?
-Llevamos oficiales tres años, pero estuvimos un año preparando todo. Gracias a María Mato, que me ayudó mucho y realizó todo el trabajo burocrático, y a partir de ahí empecé a buscar amigos y conocidos y se creó la primera junta directiva, que todavía está. Empezamos en las galerías de Rapariz hasta abril del 2009 que inauguramos la sede. El Concello también nos ayudó mucho, para hacer los primeros talleres, hasta que después empezamos nosotros a hacerlos. Después la Diputación nos subvencionó el coche y así pudimos ofrecer un servicio a nuestros enfermos.
-Fue una asociación que en muy poco tiempo creció mucho.
-Sí, la verdad es que trabajamos mucho, pero también tuvimos el apoyo de la gente, de las empresas. Tuvimos mucha suerte con José Mallón, que puso en nuestras manos, sin ánimo de lucro, ese bajo de la ferretería, que nos dio tanto juego. Allí fuimos consiguiendo dinero para empezar nuestros talleres. Y tuvimos la suerte de que la gente respondió, se volcó un montón con Afasal, y en cada cosa que hacías estaban ahí aportando su granito de arena. Eso fue muy importante. Tenemos ahí a los Concellos disponibles, A Illa, Cambados, Ribadumia, Vilanova. Tenemos que agradecerle a mucha gente que nos ayudara, y a muchos que vinieron a nuestras galas a actuar de forma desinteresada. Estuvimos dos años sin subvenciones, porque al principio no puedes optar a ellas. Ahora sí, ya estamos optando a subvenciones.
-¿Están notando la crisis?
-Tuvimos tres años muy buenos, pero ahora es todo más complicado. Ya no hicimos la gala de primavera porque no queríamos atosigar a la gente. Pero ahora la nueva presidenta con la directiva seguirá haciendo sus cosas.
-Seguramente su personalidad tuvo mucho que ver en el éxito de Afasal.
-No sé, yo soy una persona muy abierta, que llego a la gente, que me quieren mucho. Estoy muy orgullosa de eso, de que la gente me responda así. En todas las puertas que llamé tuve respuesta. Yo soy profeta en mi tierra, puedo decirlo, y hay una respuesta positiva hacia mí. Mi tienda fue un punto de referencia para cualquier cosa que pasa en el auditorio de Vilagarcía. Me siento una persona muy querida. También me ayudó muchísimo mi hermana, porque tiene muchas ideas. Ahora viene otra gente con otras ideas, y eso está bien. El cambio es bueno.
-¿Cuál es el secreto de Afasal?
-Afasal no fue una asociación normal, destacó por la originalidad a la hora de hacer cosas. Estábamos metidas en todo, llegó un momento en que estábamos en todas partes, y gracias a eso conseguimos muchas cosas. Llegamos a ser referencia en la provincia. Ahora dices Afasal y todo el mundo sabe quiénes somos.
-Quizás los talleres sea de lo que más orgullosa está.
-Lo mejor de todo fue haber dado ese servicio, porque la enfermedad es dura, dura, dura. Además, dar ese servicio a ese precio. La enfermedad te mina, y tener a un enfermo unas horas fuera de casa es un alivio. Además es muy caro pagar un servicio para una persona dependiente. Los talleres son una ayuda, es una pena que no podamos hacerlos por la tarde, porque hay que coger a más personal y de momento no podemos pagarlo.
-Es un trabajo pendiente.
-Creo que sí. Mi objetivo era ese y era poder tener un centro de día para los enfermos. Creo que también será el objetivo de la nueva junta directiva, porque en este momento atendemos a quince enfermos y no podemos atender a más porque no tenemos espacio. Lo ideal sería tener un bajo que no tuviésemos que pagar, porque nos cuesta mucho trabajo seguir manteniéndolo. Cada vez hay más enfermos y los que hay en el primer y en el segundo estadio no pueden trabajar juntos; el que está en la primera fase no se cree enfermo de alzhéimer.
-¿Se nota el efecto de los talleres en los enfermos?
-A los enfermos los estimula muchísimo. Están entretenidos, haciendo juegos, utilizando la mente. Los que están más avanzados lo único que quieren es jugar. Hacemos informes mensuales sobre cada enfermo, pero hay familiares que no quieren que se los mandes, porque vas viendo el progreso de la enfermedad. La estimulación ayuda mucho y puede retrasar la evolución, pero la enfermedad avanza y no puedes pararla.
sofía beiras ex presidenta de la asociación de familiares de enfermos de alzhéimer
«En todas las puertas que llamé tuve respuesta; estoy muy orgullosa de eso»