El Real Club de Regatas cena en Rubiáns

laura villalba redac.arousa@lavoz.es

AROUSA

23 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En la noche del sábado el buen tiempo se alió con el Real Club de Regatas de Vilagarcía para la celebración de su cena anual de verano, que tuvo lugar un año más en los jardines del pazo de Rubiáns. Como es habitual, presidieron la velada la marquesa de Aranda y señora del pazo de Rubiáns, Paloma Rey, acompañada del presidente del Club de Regatas, Pedro Piñeiro. Asistieron a la cena, entre otros, Teresa Montenegro; la flamante presidenta del Consello Económico e Social de Vigo, Corina Porro, el periodista Josemi Rodríguez, María Ozores Rey, Javier Bahamonde y su mujer Tata. Además de estos invitados, acudieron al evento más de medio centenar de miembros del Club de Regatas de Vilagarcía, a los que se les sirvió un aperitivo en los jardines del pazo. Posteriormente disfrutaron de la cena en un entorno incomparable.

Cruces de protesta

Si los socios del Real Club de Regatas estaban de celebración, hubo alguien que en la noche del sábado no tuvo tiempo para festejos. Bajo las centelleantes luces del despliegue pirotécnico del Combate Naval, un individuo del que no sabemos nada empleó sus esfuerzos en realizar lo que puede entenderse como un curioso homenaje. Al amparo de la nocturnidad alguien colocó en la playa de Compostela unas estructuras de madera con forma de cruz que portan fotografías de hombres, mujeres y niños de color en situación de desnutrición, muertos o malheridos. La muestra sorprendió el domingo a los viandantes del paseo que une Vilagarcía con Carril, que ya el año pasado por estas fechas, coincidiendo con la Festa da Ameixa, se toparon con el mismo panorama. Situada más o menos a la altura del Centro de Interpretación de la Ría de Arousa, la «exposición» pretende poner de manifiesto el drama que viven todas aquellas personas que en un intento desesperado de prosperar se embarcan en pateras en dirección a lo que ellos ven como un futuro mejor, sin saber que lo que les espera en la mayoría de los casos es la muerte o la repatriación. Con esta acción, el misterioso «artista» ha conseguido llamar la atención sobre un problema del que casi seguro volveremos a hablar el año que viene, la utopía de vivir, de vivir con dignidad.