Será cosa del cine, o más bien de las teleseries, o quizás de los dibujos animados. Échenle la culpa a quien quiera, pera lo cierto es que pocos tópicos hay más extendidos que el del bombero/policía/cualquier otro agente del bien y el orden que salva a un gatito que se ha encaramado a un árbol. Esa idea, la de un curtido agente intentando rescatar a un minino de entre las ramas, ha dado para muchas escenas de ficción. Y de cruda realidad. Ayer, a las cinco y poco de la tarde, una señal en el mapa del 112 anunciaba que Protección Civil de Valga había puesto en marcha un operativo de rescate. En este caso, la misión era salvar a Chispi, un minino joven y manso propiedad de unos vecinos del lugar de O Forno.
Chispi, probablemente empujado por los ardores y la curiosidad de la juventud, se subió a un pino. Cuando llegó arriba, el sexto sentido que antes le había fallado lo advirtió de aquello de que «más dura será la caída» y el pequeño animal se quedó bloqueado.
Sus propietarios lanzaron una llamada de auxilio a Protección Civil de Valga. Y los voluntarios respondieron. Se trasladaron a O Forno e intentaron rescatar a Chispi. Pero ya se sabe que los gatos escaldados huyen del agua fría. Y nuestro minino debió de pensar que buena la había liado ya haciéndose amigo del árbol, ¡cómo para aceptar también la mano tendida de un desconocido!. Así que cada vez que un voluntario se acercaba a él, Chispi se alejaba. «Decidimos deixalo tranquilo, a ver se baixa el solo», explicaban desde Protección Civil. Si a lo largo del fin de semana no regresa a tierra, volverán a por él bien preparados, con camión y grúa si hace falta.